Conmovedora parábola sobre las casualidades de la vida, entrelazadas hábilmente mediante la elección sabia de varios escenarios clave de la ciudad de Barcelona. No os dejéis engañar por el tono marcadamente juvenil de la película en los primeros minutos del metraje, todo es una pura manipulación del guión, que desgrana de manera muy efectiva y sutil la vida de tres amigos a través de una coincidencia extraña: una esquela que lee uno de ellos, en un Domingo cualquiera antes de la paella playera y el partido del Barça, sobre un antiguo compañero de clase del que no sabe nada desde hace muchos años...y empezará el monumento a la casualidad que empezará a entrelazar vidas aparentemente independientes.

Asímismo, la puerta de la sensibilidad del espectador se abre progesivamente y ya no hay vuelta atrás. El amor juvenil, la frivolidad, el arrepentimiento de las oportunidades perdidas, el afloramiento del subsconciente que aún no ha logrado cerrar viejas heridas, la esperanza, la ilusión, la sinceridad, la depresión, el odio, el perdón,y la comprensión van conformando una atmósfera tremendamente emocional de la que es muy difícil escapar, incluso para el más pintado de los insensibles.

Ojalá sea éste uno de los caminos que emprendan en un futuro los cineastas españoles que no hagan que esta película se quede en una anécdota dentro de la vacuidad que afecta, desde hace muchos años, al séptimo arte en nuestra tierra.