La primera temporada es magistral. La segunda, una continuación decente. De la tercera y la cuarta, mejor ni hablar.
Es una verdadera lástima que una continuación forzada haya echado a perder la que podía haber sido una de las mejores series de los últimos años, que empezó con grandes ideas y un guión medido al milímetro.
En la televisión, los datos de audiencia son más importantes que la calidad del producto, señoras y señores.