Si nos vamos a las dos primeras partes nos puede venir a la mente una sensación agridulce y de desilusión por parte de muchos fans. La primera, abusaba del metraje y se iba haciendo cada minuto más densa. La segunda, una película envuelta en una épica que no aparece de verdad en ningún momento y que se caracterizaba por su carencia de personajes.
En esta tercera parte, Jackson se ha deshecho de todos esos errores de principio a fin. El metraje está bastante reducido comparado con las anteriores; ningún momento de la película es tedioso o desesperante; por primera vez siento empatía hacia los personajes y veo que el guión quiere transmitir un buen mensaje y que por fin le ponen verdadero drama en las escenas; las interpretaciones son en algunos casos simplemente correctas y en otros maravillosas (quiero destacar a Sir Ian McKellen, Martin Freeman y Richard Armitage).
Posiblemente la subjetividad en esta película me ciegue de sus errores, que los tiene, pero para los fans de aquella trilogía que marcó nuestra infancia como es la de "El señor de los Anillos" puedo decir que se sentirán satisfechos con el final de esta precuela. Un placer volver a ese maravilloso mundo creado por Tolkien llamado Tierra Media de la que siento nostalgia al saber que para regresar allí me tengo que quedar con solo seis películas.