La extraña desaparición de una gentil abuelita convierte un expreso transcontinental en un rompecabezas de muchas piezas pero poca cohesión. Film realmente suspicaz, Hitchcock tendrá intrigado al espectador hasta que él quiera pues como maestro del suspense que es no deja cabos sueltos y aunque veamos las pistas es sabido que no sabremos lo que ocurre hasta que él lo quiera desvelar obligandonos a ejercitar a cada uno su perspicacia para averiguarlo.

Nos encontramos ante una adaptación de la novela de Ethel Lina White, con cada una de las partes del mismo bien marcadas, con una presentación inicial, un nudo, la procedente trama y un desenlace bien diferenciados, todo esto aderezado alguna que otra dosis de humor ingles y algunos guiños a la literatura inglesa emulando incluso al mítico personaje de Arthur Conan Doyle. Goza de un gran reparto, un excelente guión y mejor dirección ¿Que más se puede pedir? evidentemente que fuese en color, pero observando la fecha de realización es obvio que en 1938 el mundo del cine aún estaba un poco escasos en cuanto a tecnología se refiere, pocos años de cine pero tantas ganas de hacerlo dieron como resultado joyas así, cine de la vieja escuela al más puro estilo Hitchcock. Su trama es perfecta llegando incluso a confundir al espectador, sus actores bordan sus respectivos papeles y sus pocos errores son harto perdonables porque para la época en la que se rodó es de dudoso gusto y criterio buscarle tres pies al gato ya que un siglo después este film todavía nos sigue maravillando y ofreciendo un claro ejemplo de cátedra detectivesca. Este es uno de esos trabajos de alta escuela por los que no pasa el tiempo, de los que nadie debería criticar, pero ¿que voy hacer yo? si tan solo soy un amante del buen cine...

Harto recomendable, indispensable en cualquier filmoteca de suspense que se precie y para parada obligada para cualquier fan del genero y/o de Hitchcock.