Para empezar, esta película no es ni pretende ser una crítica del tabaco y los fumadores. No pretende que si eres fumador acabes pensando que es verdad, "dejarlo y prohibirlo es lo mejor". No conseguirá que si no lo eres pienses, "es verdad, cada uno que haga lo que quiera con su salud".

El tabaco es una simple excusa para contar como se enfrenta un hombre mediante la argumentación a todo un país que le odia y apoyado por unos pocos que necesitan vender su producto. Si esta película fuera española bien podría haber aprovechado una temática más de aquí y llamarse "Gracias por torear", o incluso mejor, "Toréame", con lo cual además del tema de la película también se referiría claramente a lo que hace su protagonista al defender su postura del resto. Nos encontraríamos con lo mismo ligeramente cambiado y el protagonista podria haber argumentado de la misma forma, que por cierto debo añadir, es una gran forma.

Y es que es un genio de las palabras, la verdad no le importa (porque ni siquiera considera que la haya), sólo conseguir sus fines y para ello usa su gran habilidad, es un genio del diálogo y la argumentación. Si le pusieras a defender el toreo en lugar del tabaco tampoco tendría problemas y diría que es 'un rasgo cultural importantísimo y que sirve como unión de los miembros de una nación', pero si le pagara el bando contrario tampoco tendría problema alguno y diría que es 'un espéctaculo denigrante que se fundamenta en los instintos más salvajes y arcaicos obviando todo el esfuerzo realizado por civilizar al ser humano a lo largo de la historia'. Es un mercenario de las palabras.

La película narra los problemas de este mercenario, los fanatismos de ambos bandos, además de los comportamientos incorrectos de los dos, ya que tanto los que estan a favor como en contra del tabaco usan métodos discutibles para conseguir sus propósitos, con lo que se puede considerar una película bastante imparcial.

Es una crítica de todos los poderes y de sus técnicas. Una muestra de que los intereses personales son más importantes para todos que el verdadero bien común. Además de una lección que nos da el protagonista sobre los verdaderos motivos por los que fumar es un problema: la educación. Esta lección se podría extender a todos los demás bienes de consumo. No son las películas de gente fumando pareciendo "guay", ni el simple hecho de que sea una sustancia adictiva, ni tampoco su facilidad de compra, sino la educación que se le da a la gente, haciéndola incapaz de consumir con moderación un producto. Ese problema educativo en el consumo también aparece en otros campos menos prohibibles por motivos como ser un producto de necesidad (comidas grasas) o con gran presencia cultural (alcohol), y es que la solución no es la prohibición, sino una educación correcta respecto al consumo.