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Voto de Komond Deckard:
8
Ciencia ficción. Fantástico Seis valientes astronautas viajan en una cápsula espacial de la Tierra a la Luna. La primera película de ciencia-ficción de la historia fue obra de la imaginación del director francés y mago Georges Méliès (1861-1938), que se inspiró en las obras "From the Earth to the Moon" (1865) de Julio Verne y "First Men in the Moon" (1901) de H. G. Wells. Se trata de un cortometraje de 14 minutos de duración realizado con el astronómico ... [+]
1 de octubre de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Georges Méliès es, sin ninguna duda, el verdadero padre del cine. Que sí, los Lumiere inventaron la cámara que es fundamental, pero sin ninguna aspiración más. Lo más original que hicieron los Lumiere fue reproducir el derrumbamiento de un muro al revés, que no deja de ser sorprendente la primera vez que ves el efecto en tu vida, pero no es cine.

Lo que hizo Méliès sí es inventar el cine. Pese a que el encuadre de la cámara era siempre muy teatral, fue el primero en aprovechar algunas de las virtudes que sólo eran posibles con una cámara. Creó los cortes, tanto para las elipsis en las primeras obras narrativas como para los trucos más básicos pero no por ello menos sorprendentes. Gracias a Méliès se supo que las cámaras servían para algo más que registrar la realidad, pudiendo ser usadas para registrar sueños donde todo es posible si sabes cómo engañar al público.

Centrándonos en la presente obra, Viaje a la Luna no es bajo ningún concepto ciencia ficción, y eso es fundamental. Por buena que sea, por importante que sea, jamás debería aparecer como una de las mejores películas de ciencia-ficción de la historia. Tampoco es una película con una historia muy compleja ni profunda, ni una gran adaptación de Verne, no es más que una comedia de fantasía. Eso sí, hecho con todo el arte que caracteriza a Méliès, con sus decorados y su magia.

Viaje a la Luna no es siquiera una de sus mejores obras, ni en la que aparecen los trucos de cámara más sorprendentes, pero sí una de sus más icónicas. Para los no iniciados, recomiendo el DVD "Méliès, el Mago del cine", con una selección de este y otros 14 bastante significativos, incluído su genial corto "Barbazul" de 1901, un cortometraje narrativo que huye del usual estilo cómico de Méliès.

Eso sí, no son obras que haya que ver con un ojo muy crítico, lo tenemos habituado a cosas obviamente más evolucionadas que estas. Pero que ahora podamos encontrar penicilina con facilidad no hace que el descubrimiento de Pasteur fuera menos genial, que encontremos trucos mejor hechos y más evolucionados e historias más complejas no deberían hacer menos genial la inventiva de Méliès, la primera revolución cinematográfica.

Porque su obra, se mire como se mire, es imprescindible y necesaria. Sin él, quizás el cine hubiera tardado en nacer 15 o 20 años más, porque lo que hacen los genios es eso, adelantarse. El cine se convirtió en un arte maduro porque primero un niño se divirtió balbuceando sus primeros fotogramas y aprendiendo a unirlos para hacer algo más que fotografías en movimiento, porque descubrió que también en este caso, el todo podía ser más que la suma de sus partes, sólo había que averiguar cómo conseguirlo.
Komond Deckard
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