Siguiendo con la comparación cervantina*, la productora de Shrek al contrario que el escritor español no quiso esperar a que le salieran clones de su obra para demostrar con una segunda parte a quién se le daba bien esto de parodiar los cuentos. Fue más tarde cuando le salieron unas copias insuficientes ("La Increíble pero cierta historia de Caperucita Roja" y "Érase una vez... un cuento al revés"), tanto en calidad gráfica como en su desarrollo y humor.

Puede que Shrek 2 no sea tan grande y novedosa como la primera, pero aun así, sigue siendo una estupenda película que realmente tiene un argumento que contar. Resulta muy interesante ver como la mafia mágica se introduce en los cuentos con sus intercambios de favores. Obviamente, el descendiente de nuestra siciliana Madrina es un finolis acostumbrado a una vida sencilla donde tiene todo lo que desea, ya que para la Hada, la familia es lo más importante. La versión angloparlante de nuestro Príncipe Azul (¿es casualidad que durante todo el inicio, sea ese el color de su ropa?) resulta todo lo impaciente y blando que se podía esperar de alguien cuyo único esfuerzo para mantener una relación es dar un beso y pedir matrimonio para ventilarlo rápido.

Y quien se podría olvidar en una crítica de Shrek 2 de hablar del Gato con Botas, que es, indudablemente, el mejor añadido que se hizo a esta parte, consiguiendo incluso que Asno pierda protagonismo, y es que esos ojitos encandilarían al mismísimo Lucifer. El héroe más cómico, audaz, pelota y tierno que pueda verse en una pantalla. Y lo más increíble, Antonio Banderas doblándose mejor que bien, viva el salero andaluz. De todas formas, lo mejor de Gato son sus conflictos con Asno, su suma es lo que hace grande al personaje.

El resultado es una muy buena segunda parte en la que algunos de los personajes de cuento y sus argumentos que no habían sido tratados en la anterior son añadidos de forma inteligente y eficaz al mundo de Shrek.



*En la crítica que hago de la primera parte, comparo al Quijote con Shrek, ya que ambos son parodias de un género literario pero buscando una consistencia interna y no siendo una sucesión de sketches (en el caso de la película) o de relatos cortos (como sería en dicho caso con el libro). Por tanto, consiguen parodiar sin dejar de ser lo que parodian.