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España España · Zaragoza
Voto de cassavetes:
10
Comedia Como miles de neoyorkinos, Richard Sherman (Tom Ewell) se ha quedado trabajando en agosto mientras su mujer e hijos disfrutan de unas gratas vacaciones en la playa. Siguiendo las recomendaciones de su esposa, está dispuesto a dejar de fumar, de beber, a acostarse pronto y sobre todo a no echar una cana al aire. Pero la tentación aparece cuando conoce a una despampanante vecina (Marilyn Monroe), tan sexy como ingenua. (FILMAFFINITY)
4 de noviembre de 2020
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que a Billy Wilder o no le gustó o no lo le pareció redonda como otras o simplemente se agrió el sabor de boca cuando viera La tentación vive arriba en el pase privado de la sala de proyección. Momento wilderiano ése que sería plato de buen comer en forma de viaje atrás en el tiempo: verle un rictus de insatisfacción y oírle con su acento germánico algo así como: no goot.

Parece ser entonces que fue un no de Billy. Es un sí por mi parte. Por mi parte no sólo es un sí, sino un sí delicioso, como lo son un guión y su estructura, un ritmo y su tiempo, un tiempo y su coyuntura y una Marilyn nacida para vivir en el séptimo cielo y en la puerta de al lado y un Tom Ewell por varios motivos envidiable.

Porque todos queremos ser el vecino de al lado.

O el de abajo. Arriba vive ella y tú te has quedado sin familia por todo un verano. Luego dirían del landismo y el tipo de película española tipo. ¿Y el ewillismo pues? Reivindiquemos a un actor que nació también y únicamente casi para vivir su hora y media de gloria. La compañía acompaña. Si no hay nadie que reivindique la tentación que vive arriba lo haré yo. Reivindiquemos, que no hace daño ni una vez al año.

Aunque tengamos que pasar por encima del criterio divino de su director.

Tom Ewell, él inició el arquetipo, ése que retomó Dean Jones como amigo de Rock Hudson cuando Rock se liaba con Doris Day (en el cine). Lo que pasa es que Tom Ewell era el protagonista y Dean secundó. ¿O el protagonista éramos nosotros, como pasaba con la media España y don Alfredo Landa, en los postreros años de la isla de los cuarenta años? Marilyn o la sueca, sueño rubio por autonomasia las dos, nos desvelarían así pasaran otros cuarenta años. Hay cosas que sí que hacen daño.

La tentación vive arriba no es sólo el metro silbándole a Marilyn por debajo de la rejilla. Es un auténtico maestro renegando de una obra maestra sin discusión. Lo que diga Dios, que no lo neguemos los mortales. Para eso se inventaron las mentiras o las blasfemias.
cassavetes
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