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España España · Zaragoza
Voto de cassavetes:
6
Comedia Tras el éxito mundial de Borat, Sacha Baron Cohen interpreta a un reportero gay, con cierta obsesión por la moda y por el culto al cuerpo. Esto le llevará a parodiar a los diseñadores de alta costura y modelos. (FILMAFFINITY)
19 de septiembre de 2011
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Me resulta necesario y obligatorio ver Bruno. Por qué: porque se lo había ganado este par de dos después de la delirante Borat de hace tres años. Aunque sólo fuera por eso. No es un prejuicio, o sí, o tal vez es que se habían ganado mi respeto por hacer un humor nada degradante y grosero sobre temas que podrían ser degradantes y groseros.

El ingenio de Baron Cohen, de Charles y del equipo de guionistas todavía no se ha agotado. Por partes. Bruno es otro de los personajes que Baron Cohen encarna desde hace unos cuantos años en su show de la televisión americana. Los otros más conocidos son Ali G, que también tuvo su adaptación a la gran pantalla, y Borat. La trilogía cinematográfica se completa, pues, con este Bruno estilista gay y austríaco, que pretende convertirse en celebridad mundial cueste lo que cueste y caiga lo que caiga. Tras sus fracasados intentos por conseguirlo en la escena de la moda, una de sus grandes pasiones (impagable la secuencia de sabotaje en un desfile milanesco de ¡Ágata Ruiz de la Prada!), lo intentará en América, donde desembarcará con ese único propósito. Y para ello no dudará en usar todas las armas que su conciencia le permita.

No es cuestión de destripar cuáles son esos métodos, pero algunos resultan eso, hilarantes. Ahí entran dos cosas: el carácter ultra-gay del personaje y la sociedad aparentemente liberal y moderna de los Estados Unidos y por ende de la sociedad occidental. Tras la apariencia primera de la carcajada a la que conducen las situaciones de un homosexual en el mundo de hoy, se esconde una visión entre líneas que Sacha Baron Cohen quizá quiera también transmitir: cuál es la verdadera posición de la sociedad actual ante la temática gay, la verdadera tolerancia ante la homosexualidad y otros temas “sociales” que aparecen en la película. La cuestión, de una manera o de otra, es no dejar títere con cabeza.

Bruno es un personaje extremo, delirante y divertido, al estilo de lo que hace en su programa de televisión, pero la película en sí quizá sea inferior a Borat. Si en Borat las carcajadas eran inesperadas y sinceras, puede que en Brunohaya más ganas de reír que carcajadas en sí. Hay predisposición para hacerlo, como ya he dicho, porque antes vimos Borat. Pero aquí tanto Baron Cohen como Larry Charles son conscientes en todo momento de lo que ya funcionó en Borat para repetirlo en Bruno” desde que comienza la película. Y eso canta un poco. Tienen en cuenta los antecedentes y algunas risas suenan a forzadas.

De todas formas, Bruno tiene momentos memorables, como por ejemplo todo lo relacionado con sus dos amantes, una aparición en un programa de testimonio con público exclusivamente negro y una transmisión de lucha libre cuerpo a cuerpo ultra-hetero en una cancha enjaulada. En definitiva es una película que, a pesar de todo, no decepcionará a quien se entusiasmó y rió a mandíbula batiente con Borat.
cassavetes
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