Ken Loach aparca su lado reivindicativo, que no su estilo de hacer cine, en esta divertida y entretenida Buscando a Eric, la película que le trae a la cartelera en este final de 2009. Buscando a Eric cuenta una historia de crisis personal de Eric, un cartero de Manchester agobiado por la familia que tiene (unos hijos típicamente holgazanes, típicamente hooligan, al borde de la ley) y al que el amor hace tiempo que le da la espalda. Poco o nada parece tener solución, hasta que un día…

Un día de buenas a primeras se le aparece en su habitación el que fue y sigue siendo ídolo futbolístico y vital de Eric: el otro Eric, Monsieur Cantona, ex futbolista francés y uno de los mejores “10” que tuvo el Manchester United. Eric Cantona, Le roi, se convierte en el gurú personal del otro Eric, quien se someterá a severas sesiones cuasi-psicoanalíticas por parte del doctor Cantona. Eric pasa consulta.

Y para no engañar, Cantona tarda en aparecer, no es el protagonista de la película. Aprovecha quien sea el tirón del nombre de Cantona y lo ponen en el título (pero aceptamos el hábil juego de palabras y de personajes). Desconozco si es Loach el responsable, aunque lo dudo. El protagonista es Eric el cartero. Y fútbol hay el justo, aunque golazos (y un pase) de Cantona hay. Sí hay buenas situaciones en torno al fútbol, como las reuniones de la cuadrilla de Eric en el bar, o las conversaciones en torno al Man. Ud. Porque el tono de la película es más comedia que drama, aunque cuando se presenta en soledad al cartero el clima dramático made in Loach es excelente, como siempre.

Los compañeros de trabajo y bar de Eric jugarán un papel esencial en el inesperado desenlace de la película, que aúna a Cantona con la parodia. Y ojo, el astro francés no lo hace mal del todo. No hay que pedir peras al olmo, pero tampoco puede achacársele un intrusismo excesivo. No sale tanto.

No es una gran película ni es de las mejores de Loach, pero el saber hacer del realizador de Ladybird salva cualquier situación comprometida o monótona, como hay alguna en la cinta. El cartero Eric, Steve Evets, construye un papel magnífico. El guión del habitualísimo de Loach, Paul Laverty, es de los que no deja un fleco fuera. Y siempre hay ese momento que te congratula con Loach, uno de los autores reconocibles por “escenas de mirada” (y vuelvo a las reuniones de Eric con sus amigos, todo “so british”).

Evidentemente Loach continuará con sus películas sociales y cañeras, y si no, con sus morcillas reivindicativas en historias como ésta en las que no es su principal cometido. Pero de vez en cuando no le viene mal desengrasar con otros rollos como aquí, que entretiene y dibuja una sonrisa, por muy difícil que parezca si hablamos de Loach. Aunque no hay novedad en cuanto a su manera de hacer cine. Desde el punto de vista deportivo gustará a quien busque alusiones al fútbol. Quizá algunos guiños se le escapen a quien no sea seguidor del balón, es lo de menos. Hay más historia que fútbol.