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España España · Zaragoza
Voto de cassavetes:
7
Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, para reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2010
83 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin, por fin me gusta Alex de la Iglesia. Nunca es tarde si la dicha es buena. Ha tenido que ser a la enésima de sus películas, con esta Balada triste de trompeta. Una película con unos títulos de crédito innovadores (spoiler 1), con un comienzo en que por una vez se da una visión distinta de la guerra civil española a la acostumbrada. Y con una historia llena de símbolos que no molestan ni desvían la atención del espectador, aunque en algunos casos no puedes dejar de descifrar mensajes sobre las dos Españas, etc etc.

El mundo del circo como tal o la situación española desde 1937 a 1973. Política, Carrero Blanco, Franco, militares adláteres del régimen, pero también los payasos de la tele, la tele en B/N, el arte pop de los 70, todo ello entra en el imaginario habitual del cine-comic de Álex de la Iglesia en una historia de acción, amor y venganza. Una historia de payasos contrapuestos, el triste y el tonto (una versión extremadamente diferente a la de los hermanos Toneti) con una chica al fondo. Carlos Areces encarna magistralmente al payaso triste que no hace reír. En su pasado un germen de odio que brotará después. Involucrado en la explosión de venganza está el payaso tonto, Antonio de la Torre, que hace reír (y llorar) y Carolina Bang, una ingenua chica explosiva centro del alboroto general.

Álex de la Iglesia no renuncia a los parámetros habituales del cine que hace cuando le entra el baile de San Vito cinematográfico. Con estética de comic desaforado, primeros planos, montaje nervioso y mucho color rojo, el director vasco me convence con una película que evidentísimamente hizo aplaudir a raudales a Quentin Tarantino, a la sazón presidente de la Mostra de Venecia 2010 (el guión y la dirección de esta película forman parte del palmarés del certamen italiano). Quizá la violencia de ambos confluyan en esta película.

Balada triste de trompeta es “deliriosa”, que no deliciosa. Lejos de ser esto último en el sentido literal de la palabra, es “deliriosa” por el delirio evidente en el aspecto formal de la cinta, en la factura sobre todo del tramo final (El día de la bestia quince años después en otro escenario, siniestro aún en decorado, y sobre todo con más medios. F/X, y que De la Iglesia es mejor director). Deliciosa, pero menos que delirio, por el indudable regocijo interno del director vasco al rodar ciertas escenas.

Maldito bastardo la llamo a la crítica. Con esa misma razón por la que QT quedó entusiasmado al final de la proyección en Venecia. Tal vez le recordaban en algunos momentos ciertos personajes de la película (trasladado de época pero en parecidas circunstancias) a las labores clandestinas de los actores de Inglorious basterds (spoiler 2).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cassavetes
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