Resulta complicado hacer una crítica de una serie tan larga, y más cuando esta ha fluctuado entre grandísimos momentos (ahí tenemos la cuarta temporada con ese final escalofriante a cargo de Trinity, el mejor alterego de Dexter durante toda su trayectoria), o llevándolo al extremo, esa última temporada en donde se nos ofrece un final indigno del personaje, tras una sucesión de capítulos lamentables y vergonzosos.

Desde estas líneas, aprovecho para realizar una recomendación a los responsables de filmaffinity. Sería mucho más interesante la posibilidad de realizar críticas de las distintas temporadas de las series. De este modo, podríamos hilar mucho más fino en nuestras impresiones y sería de gran utilidad para aquellos que dudan si continuar viendo más temporadas o no.

Pasemos al argumento, a grandes rasgos.

Dexter es un forense especializado en análisis de salpicaduras de sangre de la policía de Miami que oculta a sus amigos y familiares (Debra Morgan, su hermana) un macabro secreto: tras esa fachada de ciudadano normal y corriente, se esconde un psicópata, un oscuro pasajero que calma sus ansias criminales con el asesinato de personas que han logrado evadir sus responsabilidades judiciales.

Evidentemente, esto le provocará bastantes problemas, tanto a la hora de dar caza a dichos individuos como al hecho de tener que ocultar su verdadera naturaleza.
El desarrollo de la serie, como he dicho antes, es muy irregular, ofreciéndonos temporadas enormes, con otras más decentes y algunas realmente horribles.

Aún así, los creadores nos obsequian con uno de los personajes más carismáticos de los últimos años, perfectamente interpretado por Michael C. Hall. No le va a la zaga su hermana Debra Morgan (Jennifer Carpenter) con su pose de tipa dura y lenguaje barriobajero.

Vista con perspectiva, y a la luz de la deriva negativa (en cuanto a calidad) de las últimas temporadas (exceptúo la séptima donde parece que remontaban el vuelo) lo idóneo hubiese sido finalizar la serie en la cuarta, tras una de los finales más asombrosos y perturbadores que nos ha ofrecido la televisión a lo largo de su historia.

Pero ya se sabe, a veces algunas productoras y canales prefieren exprimir la gallina de los huevos de oro antes que acabar con un producto de manera respetuosa, tanto con sus personajes, como con sus espectadores. Una pena.