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España España · Murcia
Voto de Jabi:
8
Drama La huelga que protagonizaron unos mineros de Nuevo México supuso una dura y amarga batalla, pero contaron en todo momento con el apoyo de sus mujeres. Controvertido melodrama semidocumental en el que intervienen personajes reales, pero que tuvo que afrontar innumerables problemas durante y después del rodaje: el director, el productor, el guionista, el compositor y el actor Will Geer figuraban entonces en la "lista negra" del Comité de ... [+]
4 de julio de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El domingo 14 de marzo de 1954, se presentó en el Teatro Grande de Nueva York “Salt of the Earth", dirigida por Herbert J. Biberman, sobre un argumento de Michael Wilson, con sólo cinco actores profesionales: Rosaura Revueltas y cuatro de los incluidos en las listas negras del MacCartismo (como el propio Biberman que ya había pasado un año en la cárcel). Todos los demás actores eran los mineros, mujeres e hijos de los que hablaba la película. Fue un gran acontecimiento tanto por razones cinematográficas como humanas (ligadas a la auténtica tragedia ocurrida en la mina, y la urgente necesidad de parar la voracidad usurera de las compañías). “La sal de la tierra” abordó, con la más austera estética neorrealista, la larga huelga sostenida por estos mineros de Nuevo México.

Inicialmente, previniendo las dificultades que suscitaría filmar la película en unos Estados Unidos envueltos por el terror MacCartiano, se la ofrecieron a la Dirección de Cinematografía de México, pero la Oficina de Censura la rechazó. Biberman volvería a México para buscar una actriz cuyo físico respondiera a los requerimientos del papel de Esperanza, la protagonista del film, encontrando a Rosaura Revueltas con la que empezó a rodar en Silver City. El protagónista masculino (Ramón, esposo de Esperanza) recayó en Juan Chacón, presidente de la sección 890 de la Unión de Trabajadores Mineros, coproductora de la película.

En la cinematografía mundial son escasos los ejemplos que salgan bien parados de intentar sacar proyectos realizados con el enfrentamiento de los gobiernos y la propia industria. Parecería imposible realizar una película en semejantes condiciones, pues requiere del trabajo y compromiso de mucha gente y de complejos equipos, permisos y plazos a protejer y cumplir. De ahí que deba apreciarse como verdaderamente heroico el esfuerzo de quienes lograron realizar “La sal de la tierra”. Con una prensa local enfrentada desde el principio, alimentando la furia anticomunista contra ellos, las represalias no tardaron en aparecer llegando a su punto culminante cuando Rosaura Revueltas fue detenida antes de terminar el rodaje y expulsada de EEUU. Por suerte ni Biberman ni Rosaura se dieron por vencidos y en colaboración con el cineasta norteamericano Bill Miller, entonces en México, el teatrista Asa Satz, y el poeta Manuel Altolaguirre se las ingeniaron para rodar las tomas que faltaban.

El resultado está ahí. Un prodigio de naturalidad en la puesta en escena, un ejercicio de coherencia ideológica y uno de los pocos triunfos del arte comprometido enfrentado a la gran industria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jabi
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