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Voto de souldecember:
3
Drama. Romance. Intriga. Comedia Una noche de verano, Jota intenta suicidarse arrojándose al mar, pero, de repente, ve caer del cielo a una joven que ha sufrido un accidente de moto. A consecuencia del golpe la joven sufre amnesia total; ni siquiera recuerda su nombre. Jota le hace creer que se llama Lisa y que ha sido su novia durante los últimos cuatro años. Juntos se van de vacaciones al camping La Ardilla Roja, donde viven una singular historia de amor y mentiras ... [+]
28 de agosto de 2013
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primer visionado de este filme tuvo lugar en la época de Tierra, hace más de quince años, antes del éxito de Los amantes del círculo polar y del descalabro creativo irrecuperable que inició en Lucia y el sexo. Recientemente he vuelto a verla y me ha reafirmado en una idea: Medem siempre ha estado vivo para importar antes que nadie ciertos referentes cinematográficos (reducidos a clichés para el público mayoritario) y esta importación solo puede sorprender en un espacio tercermundista como España.

Sorprende ver referencias a Lynch o Trier, referencias que las ha habido siempre sobre este filme y que no hacen sino desviar el foco de toda aproximación crítica. Si introducimos a Medem en línea con el mundo sofisticadamente sórdido y densamente psicoanalítico de Lynch solo es posible valorarlo desde su separación, que se percibe como superación, puesto que no tienen nada que ver, y se acabará alabando a Medem en comparación con su "maestro", valorándolo desde la superación de su modelo, desde la distancia que supuestamente marca con este.

Pero la realidad es otra. En La ardilla roja, Medem se dedica a captar varios clichés de Carax y Assayas, autores que en 1993 no había visto nadie en España, salvo Los amantes del Pont Neuf, y dentro de una narración tipicamente española de la época (un guión de actualidad con un par de giros para parecer modernos), y dentro de un concepto visual entre el costumbrismo rancio que tanto daño ha hecho y la exuberancia postmoderna de Carax (pero todo aplanado, todo digerible a la primera), Medem inserta la deriva de unos personajes sin anclajes, perfectamente postmodernos y perfectamente extraídos de los primeros filmes de Assayas.

Pero Medem no es Carax, y toda la vitalidad visual y toda la transgresión discursiva del francés se convierten aquí en un videoclip continuado y algún intento de transgresión perfectamente adecuado a la mentalidad clerical del espectador español pero que ni ofende ni da risa. Medem tampoco es Assayas, y la densidad vital y reflexiva de los guiones del francés, y su perfecta dirección de actores, se convierten aquí en un guión pésimo, sin sentido que transmitir sobre la realidad, con unos diálogos que demuestran una y otra vez por que muchas veces el silencio es el mejor recurso y unos actores malos, mal dirigidos y que actúan mal, como parte de una telenovela infumable mientras piensan en poner cara de expresar mucho y en no apartarse una línea de un guión en el que su autor confía como obra de arte.

En general, filme malo, malo y ridículo, y no extraña que Medem no insistiese en esta línea, pero que señala con claridad cual es el lugar de Medem en la cinematografía de las últimas décadas: el margen de la copia estrictamente contemporánea, el de la burla sobre un espectador considerado más idiota que uno mismo y, sobre todo, el del olvido de esas obras híbridas, hechas para impresionar a todo el mundo, y no conseguirlo con casi nadie, por supuesto.
souldecember
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