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España España · Madrid
Voto de Alvaro3:
1
Intriga. Thriller. Cine negro. Drama Un marinero encuentra a un hombre moribundo que antes de expirar dice un nombre: Mister Arkadin. Después de una serie de pesquisas, el marinero da con el misterioso personaje: un millonario, dueño de un imperio industrial y financiero, que vive encerrado con su hija en una mansión de la Costa Azul. Una vez localizado, el propio Arkadin, que padece amnesia, pide que se haga una investigación sobre su pasado. (FILMAFFINITY)
23 de noviembre de 2010
21 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admito que mi opinión sobre esta película es limitada: se basa en los 58 minutos escasos que concedió mi paciencia, después de un malogrado segundo intento por verla completa en apenas tres días. En mi caso, el abandono de una película por que no me interesa, no me la creo, me aburre, o no aprecio valores cinematográficos destacables merece la máxima pena que en FA es un 1.

En su comienzo la película parece seguir con cierta brillantez la conocida máxima de Cecil B. de Mille (“una película debe empezar con un terremoto y a partir de ahí seguir in crescendo”). Sin embargo, tal halagüeña introducción se malogra vertiginosamente en cuanto al protagonista imbuido de un furor viajero titánico (o de un don de la ubicuidad portentoso) comienza un road show que le lleva a entrevistarse en sus pesquisas con personajes gratuita y unánimemente estrafalarios que le van dando pistas a cuál más confusa para él y para el espectador, en un galimatías de guión que, como suele ocurrir en estos casos en que se falla a la regla de oro de la “claridad narrativa”, trata de camuflar las carencias del material narrativo.

Los alardes técnicos “ostentoreos” (picados, contrapicados, planos tumbados por aquí y por allí...) son arbitrarios e improcedentes. Ni siquiera se puede decir que sean “enfáticos” pues dado la extralimitación en su uso no tienen el propósito de subrayar pasajes determinados sino que se quedan en eso, vacua pirotecnia técnica. A veces consiguen resultados cargantes: véase el picado y contrapicado en la torre del Alcázar de Segovia donde el protagonista parece hablar con un Orson Welles que debe medir unos 2 metros y medio aproximado dada la posición relativa en la que la cámara coloca a ambos personajes.

Los diálogos también pretenden ser ingeniosos y sutiles recurriendo a una artificiosa aceleración en las replicas y contrarréplicas que se intercambian los personajes, recurso fallido pues que los personajes vayan pasados de vueltas en sus diálogos no da a los mismos el marchamo de genialidad. Hay un pasaje del guión que resulta descacharrante; con la estampa del Alcázar de Segovia al fondo, el protagonista que viene con otra chica se supone desde Francia dice algo así como “no hay duda de que es un castillo Español” y la otra responde “si, estamos en España”. Momento estelar del cine.

En fin, esta es una de esas peliculitas que perpetraban de vez en cuando los grandes maestro del cine y que se presta a que los entendidos y críticos disculpan indulgentemente su condición de autentica castaña pilonga con prolijas anécdotas sobre las vicisitudes que tuvo que pasar la película, que si no había financiación, que si el montaje no era el previsto por Welles, que si patatín que si patatín...todo ello interesante desde la pedantería acostumbrada por la critica pero que a mi no me condiciona en su valoración como producto final.

Y yo con lo que he visto tengo suficiente para cascarle un 1.
Alvaro3
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