Película de viajes dividida en tres capítulos: la vespa, donde recorre Roma a bordo de la clásica motocicleta; las islas, en el que recorre varias islas italianas en busca de concentración para trabajar; y los médicos, en el que cuenta su tortuoso encuentro con docenas de médicos incapaces de curar un aparentemente simple prurito. Así presentada, no parece haber excesiva conexión entre los capítulos. Pues bien, tampoco la hay una vez vista la película. No es que esto constituya un defecto en sí; al contrario, la película basa su encanto en la libertad total a la hora de construir una narración poco convencional.

No obstante, dicha libertad pasa factura cuando la acción se vuelve repetitiva y carece de interés. Es el caso del segundo capítulo, que, en opinión de quien escribe, podría ser totalmente prescindible en el marco de la película. Nada de lo que ocurre en él resulta novedoso ni muy interesante. Se presentan personajes con un supuesto toque de parodia que acaban resultando cargantes; Moretti vaga por las islas sin que uno sepa muy bien qué es lo que busca y qué es lo que le une a los personajes que le acompañan. Quizá uno tiene la sensación de que el engordado ego de Moretti adelgaza al resto de personajes de esta sección.

Sin embargo, las virtudes de la película son muy meritorias. El largo paseo en moto del principio resulta hipnótico, y el carisma de Moretti se desboca en un conjunto de hilarantes y a la vez bellas situaciones. Por su parte, el relato sobre los médicos resulta a la vez cómico y trágico (algo que sabe mezclar magistralmente Moretti). En definitiva, la película brilla en algunos compases, en otros se estanca y parece caminar hacia ninguna parte. En cualquier caso, muy recomendable.