Una apuesta tan arriesgada como convertir al sacrosanto Sherlock Holmes en un auténtico friki de bufandita estilosa en pleno siglo XXI podría haber sido un rotundo fracaso si no fuera una idea a la que se ha dado una gran dosis de ingenio, humor, agilidad, unas historias muy bien pensadas y unos diálogos e interpretaciones fantásticos.

Tanto Benedict Cumberbatch, como Martin Freeman y Mark Gatiss están sobrados. Y si resultan histriónicos en algunos momentos es porque tienen que estarlo. Me parece maravilloso incluso el horrible y temible Moriarty, porque el actor que lo interpreta (que no me acuerdo cómo se llama, mea culpa) lo hace de primera.

No sobra ni falta nada, y en realidad lo único que lamento es que no estén estrenando más capítulos de una temporada nueva. ¡¡¡A ver si se deciden y lo hacen de una vez!!!

Una serie deliciosa