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Voto de alegar373:
8
Drama Alemania Oriental, verano de 1980. Por razones disciplinarias, Barbara es transferida a un pequeño pueblo de la RDA a trabajar en un hospital. Su estancia allí es difícil por la desconfianza de los habitantes y las constantes inspecciones de la Stasi, pero Andre, el jefe del hospital, pronto comienza a interesarse por ella y a involucrarla en los casos de sus jóvenes pacientes. (FILMAFFINITY)
3 de abril de 2013
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que aún hoy en día sigan haciéndose películas sobre las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial es remarcable. Pero más trascendente aún es que, conforme los años pasan, la intensidad de ese momento histórico perdure y se haga más palpable aún en la pantalla que cuando la época se sentía más cercana. El director Christian Petzold aplaca los sentimentalismos fáciles de las películas históricas para plasmar una historia de amor sin música, sin caricias, sin sonrisas, pero con la fuerza inconmensurable del silencio de los pensamientos.

Bárbara vive en la Alemania del Este en los años 80. Es pediatra. Está enamorada de un joven que vive del otro lado del muro. Ha solicitado su salida para irse con él. El castigo: trasladarse a trabajar en un hospital de provincias. Allí, la soledad es lo único que suena más fuerte en su cabeza que los planes para escapar. El silencio lo inunda todo, hasta que conoce a un compañero de trabajo. Será entonces cuando los sentimientos retumben aún más fuerte dentro de ella y sólo el silencio pueda acallarlos. Tendrá que decidir si huir con su pasado o afrontar el presente.

Haciendo así testigo al espectador de una vida introvertida y encarcelada en la supervivencia política y burocrática, la actriz protagonista Nina Hoss (Anonyma – Una mujer en Berlín) carga con el peso de una realidad atormentada mientras convence a todos de que nada importaba, de que nada existía. La opacidad del personaje se vislumbra en escasas ocasiones, con plena libertad para que cada uno la interprete y la sienta a su parecer. Un genial ejercicio de interpretación, enmarcado en una fotografía menos pálida y triste de lo habitual, lo que da ciertos permisos para disfrutarla más.

Toda la cinta se basa en diálogos, la música sólo se permite en dos ocasiones y los sonidos ambiente reflejan frialdad, cotidianidad y un argumento sin carencias, fuerte y autónomo que no necesitaba de adornos. Una experiencia sobre la confianza, el miedo, el amor, las decisiones y la bondad: esas cualidades tan humanas y tan necesarias como conocer a Bárbara.
alegar373
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