El título original no podría estar mejor escogido, el protagonista es rápido y mortal, además de silencioso, las palabras que salen de su boca a lo largo de la película son pocas, pero claras.
Así es esta película, clara, al meollo de la cuestión.
Dwayne Johnson no es un actorazo, pero este papel le sienta muy bien, luce músculos, luce cochazo, mata con un revolver (las semiautomáticas son de mariquitas) e incluso se permite utilizar un picahielo, todo para vengarse de la muerte de su hermano, asesinado cuando alguien los traicionó para robarles.
Este guión, que podría parecer tan simple, tiene un par de historias añadidas. Por un lado tenemos a un killer profesional al que encargan matar al protagonista, quizás lo que más flojea del guión. Pero por el otro lado, tenemos al policía yonki con pasado turbio que estudia el caso, un Billy Bob Thornton que rara vez no aprueba, sea con más o menos nota.
George Tillman Jr. sabe darle carácter a una historia tan impersonal y tantas veces vista, que aderezada con algo de suspense en forma de chivato desconocido, un par de frases lapidarias y algún secundario curioso consigue hacernos disfrutar de la acción sin complicaciones, algo que no abunda demasiado últimamente y que a veces también es necesario.
En resumen, una cinta que no deslumbra, pero que sí entretiene sin darle a la materia gris.