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Voto de irian hallstatt:
10
Drama. Romance François, un joven poeta, participa en las revueltas de Mayo del 68, en París. Entre la bruma y la confusión, ve a la bella Lilie, a la que conocerá, un año después, en una fiesta en casa de un amigo. Entre ellos nacerá un amor intenso y tierno que hará revivir la ilusión tras el desencanto de la revolución perdida. El sexo, la poesía, el opio, la pintura y la escultura, serán los nuevos territorios frecuentados por el grupo de jóvenes ... [+]
27 de mayo de 2007
27 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
* No se que pulso oculto esconderán las imágenes de “Les Amants Reguliers”, pero me vi sus 3 horas sin pestañear, repetí al día siguiente, y no descarto volver a verla en cualquier momento. Llevo días que sin poder quitarme esta película de la cabeza, y recomendándosela a toda persona que me cruzo, porque no entiendo que tendrá, o que tendré, que tanto me ha impactado.


* Retrato del ímpetu de una juventud que se abandona a todo. Esa impetuosidad se vive en cada secuencia y fotograma pese al ritmo aparentemente pausado del film. El ardor juvenil se aprecia en cada mirada, gesto o palabra, y parece contagiar con su impulso una narración que se desarrolla con cierta brusquedad, donde la linealidad temporal se rompe continuamente, y donde solo podemos dejarnos llevar para no acabar descolocados. La película es tan hechizante que del hosco brío con que se acomete su desarrollo no se da uno ni cuenta. También puede dar la sensación de estar fracturada en su mensaje, contenido,… A muchos chocará que el marco inicial de las revueltas parisinas del 68 vaya diluyéndose poco a poco para dar paso a otros asuntos, tras unas secuencias realmente impresionantes de la lucha nocturna en las calles. La película deja de lado las barricadas porque así lo han hecho sus personajes. Hay que buscar las ideas del film fuera de esas barricadas. Yo veo un asunto primordial en toda la película que es el de una juventud arrebatada, con un potencial inmenso para todo, pero que siempre acaba cayendo víctima de su propio impulso; ardiendo en los fuegos que provoca, y que con suerte harán recordar lo que iluminan. Una juventud que se lanza igual a la revolución, que al amor, al arte, o a las drogas. Juventud en apariencia falta de sentido de la mesura, de una visión nítida, siempre empañada por su apasionamiento sin reservas, pero dotada de una lucidez que destella iluminando tanto verdades como utopías. Que se lanza a todo henchida de esperanzas, de ilusiones, y de una fuerza prodigiosa que siempre acaba dispersa o descontrolada. Juventud que nunca acaba lo que empieza.


* Su sombrío blanco y negro, en mi opinión hasta lóbrego a veces, supone una triste y desesperanzadora mirada sobre esas “esperanzas fusiladas”, que podemos contextualizar más o menos en la película, viéndolas referidas al chasco del 68, a como esa apasionada juventud reculó, o verlas referidas al desperdicio que suponían y suponen tantas energías juveniles perdidas dirigidas a pretender utopías, ahora y siempre. La cámara se entristece al ver una juventud, única portadora de una energía creadora y regenerativa, revulsiva, que pese a su lucidez, está falta de moderación y raciocinio para plasmar proyectos.
irian hallstatt
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