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Voto de irian hallstatt:
9
Drama La vida es dura en un lejano pueblo japonés. Kozo, el cabeza de familia debe mantener en un triste entorno a su madre, esposa, sobrino e hija. (FILMAFFINITY)
1 de enero de 2008
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
* Si bien en “Shara”, su otro largometraje hasta la fecha, Naomi Kawase nos sumergía en el dolor omnipresente y vivo de una familia por la ausencia de uno de sus miembros, para de un modo catártico expurgar finalmente ese dolor, en “Suzaku” nos presenta un complejo tejido sentimental en el seno de una familia, cuyas relaciones el espectador debe ir desentrañando, captando el sentir de los personajes, mientras, en este caso, la soledad y la aflicción van imponiéndose.

Siempre me ha llamado mucho la atención, sobre todo en cierto cine oriental, como a veces, con una falta casi total de diálogos y un hieratismo casi enervante, se transmite más que con los más amplios textos. Cierto que también depende del esfuerzo que buenamente quiera hacer el espectador. “Suzaku” se construye a través de las suposiciones que vamos aventurando.
Me he visto la película varias veces, pero su riqueza no creo que estribe en las veces que la haya podido ir reelaborando o apurando, pues me llenó del todo la primera vez que la vi.

Considero que Kawase tiene una especial sensibilidad para comunicar y transmitir a través de otros lenguajes, más allá incluso de lo poco convencional en el cine, y aún así, ofreciendo un cine de autenticidad y naturalidad portentosas. Creo que Naomi Kawase representa el cine intuitivo puro, que nace libre de estratagemas y artimañas.
Por mucho que uno vea esta película, no dará con nada explícito que rubrique sus cavilaciones sobre lo que ocurre y los vínculos entre los personajes. De hecho, creo que todo aquello que Kawase nos ofrece a las claras no es vital para lo que quiere reportar. Película para elucubrar continuamente, asociando y descartando, siempre acosados por la sangrante autenticidad del film, y guiados por unas interpretaciones certerísimas en su misión.


Narra la desintegración de unos lazos familiares, de la ilusión sobre lo inamovible de estos y su placidez. Consigue que seamos capaces de ver a través de los ojos de cada uno de los personajes, en ambos sentidos: viendo y sintiendo como ellos, asomándonos a su interior y exterior. Sobre la actitud del padre, la relación entre tía y sobrino, sobre la visión que Michiru tiene de la nueva situación, la percepción de la abuela, etc, etc, es decir, sobre todo aquello que supone la historia de “Suzaku”, Kawase se limita a insinuarnos. Y son tantas esas sugerencias, alusiones e invitaciones a penetrar la historia que lo normal sería fracasar a la hora de casarlas, pero en mi caso esta película te espolea y anima a hacer el esfuerzo de darle forma.
Por cierto, final abrumador. Prepárense para anegar la estancia en lágrimas; o cuando menos, para sentir una congoja brutal. Y si han visto “Shara” ¿Por qué a Kawase siempre le llueve cuando mejor queda el chaparrón?
irian hallstatt
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