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Argentina Argentina · capital federal
Voto de gonzafer85:
7
Drama La película se centra en dos adolescentes, Arbor y Swifty, y en la relación de explotación que les une a Kitten, el propietario de una chatarrarería local. A Arbor y Swifty los expulsaron de la escuela y, en esos días de incertidumbre, ambos empiezan a recoger (y robar) cobre y chatarra que luego venden a Kitten. En paralelo, la película retrata una costumbre local: las sulkys, es decir, las carreras de pequeños carruajes tirados por ... [+]
4 de marzo de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film británico se desarrolla -solapadamente- sobre, por lo menos, tres “capas”: una temática-ideológica, la del realismo social británico; otra, temática, sobre la amistad en la infancia; y otra, estilística, la “poeticidad” cinematográfica, sobre la cual no voy a escribir, aunque es bastante evidente en la elección y duración de algunos planos.

Esa primera “capa”, bastante común en esta suerte de cine británico independiente de corte documental, resulta chocante, ya sea por el ambiente que rodea a los personajes (dos niños-adolescentes) como por la naturalidad con que estos chicos se desenvuelven en el mismo. Un lugar devastado económicamente por la recesión económica imagino o, tal vez, un lugar, como tantos, donde las cosas estuvieron, están y estarán siempre jodidas. Hogares disfuncionales, violencia familiar y una juventud descarriada que parece llevar el mando de todo o, al menos, eso parece desde el uso de un lenguaje que, si yo lo hubiese utilizado en casa, no estaría escribiendo esto. En fin, el desmoronamiento de valores e instituciones como la familia, el respeto, la educación y el trabajo. En este contexto, Arbor/Conner Chapman (un chico inquieto que sufre de espasticidad y al que le encanta llamar la atención) y Swifty/Shaun Thomas (un gordito maltratado en el colegio, que vive en un hogar numerosísimo y con serios problemas económicos) son dos amigos que se refugian en esta amistad, no para escapar de la realidad, sino para afrontarla (inconscientemente, con ingenuidad). Y esto es algo bastante novedoso en films que tratan sobre realidades sociales, los cuales suelen presentar personajes que encuentran y desarrollan algo para trascender (o escapar) a sus realidades. Estos niños deciden ocupar el lugar -vacío- del “hombre” de la casa y, a la vez, una sociedad corrompida por la necesidad de ganar dinero de cualquier manera los deja ingresar al negocio de los chatarreros.

La amistad también es contención. Estos dos chicos traviesos se contienen mutuamente pese a su antagonismo, y aún cuando Arbor es el “líder” y Swifty el que lo sigue a todos lados y en todas sus ideas. Se defienden, se divierten y se mezclan entre los adultos como si ellos también lo fueran. En esta “capa” es donde la directora Clio Barnard deposita la emotividad del film, primero desde el ternura, el humor y la diversión (sobre todo por las ocurrencias y diálogos que involucran a Arbor); y luego desde el lamentable golpe bajo (que se veía venir) con el cual nunca voy a estar de acuerdo. Al final, las últimas escenas cargadas de culpa y búsqueda de perdón intentan partir el alma del espectador, y lo logran. ‘The selfish giant’ es contemplativa fotográficamente, simpática pero seria en su andar e innecesariamente cruel y trágica; un quite de esperanza que se traduce en la conclusión de que hay lugares y condiciones que son y serán irremediables.

www.quecinemirar.blogspot.com
gonzafer85
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