Sorprende este film coreano por la calidad, tanto de lo audiovisual como del contenido. Al inicio, por la velocidad con que se desarrollan los acontecimientos, el film nos deja claro que su temática no es la simple resolución de un crimen, sino que va mucho más allá, inclusive sobrepasando por lejos una simple venganza.
Por momentos parece tomar algo del concepto de la saga “El Juego del miedo” , pero le agrega un contenido dramático muy importante, definido de alguna manera en el título del film. La transformación psicológica de una persona que trata de impartir justicia utilizando los mismos métodos que juzgaba como “monstruosos”.
En el reparto tenemos al protagonista de aquél film muy reconocido y multipremiado “Old Boy” (2003), quien además trabajó con este mismo director, Kim Ji-woon , en “The Quiet Family” (1998). Kim Ji-woon también eligió en esta ocasión al protagonista de su anterior film en 2008 “El bueno, el malo y el raro”.
Un desarrollo bien pensado en el guión y capitalizado en la realización sumado a la crudeza del cine asiático para mostrar, sin hacerse demasiado problema, imágenes violentas, sangrientas y con contenido sexual. Es un film recomendable para aquellos que no sean fáciles de impresionar.