Acostumbrados a la historia ya clásica de unos jóvenes hormonalmente inestables que son perseguidos por psicópatas en días de campo, Final destination es una grata sorpresa en la que se altera en mucho el orden de los mismos acontecimientos terroríficos.
Sorprende, y sobremanera, la forma como se han dispuesto todos los objetos para que siempre atinen los lugares en los que la muerte debe aparecer. Uno no puede menos que preguntarse si en el orden de absurdos y accidentes en los que mucha gente pierde la vida no ocurre algo similar. ¿Azar, destino? Este filme no sólo nos deja una fórmula sino también un buen sabor de boca, cuando no boquiabiertos.