Se acerca el trigésimo aniversario de este filme de Brian de Palma, o como se le ha conocido en el mundillo de los directores: Brian de Plasma. Sigue intacto el gusto que siento por esta película. Al verla y re-verla da gusto encontrarse con una película en la que cada detalle tiene notorias sugestiones: tiene el aroma de Hitchcock, tiene el aliento particular de la estética de los años 80, la vida bohemia, el voyeur, el striptease y sus aspiraciones, el cine serie B. Esta es una película que se disfruta de principio a fin y que es, sin duda, una de las buenas cintas del director norteamericano.