No es un musical pero tiene para serlo; no es una comedia, pero aplica a serlo; no es una drama, pero también quiere serlo; no es una sátira política, pero quiere serlo; no es una novela romántica, pero quiero serlo. Esta película quiere ser de todo. Quiere hacerte llorar como quien no quiere la cosa, quiere hacer reflexionar como quien no quiere la cosa. Los personajes intentan siempre plantearte una gracia o alguna situación cómica y perfilan fácilmente su inocencia ante lo ocurrido. Si vamos a mirar la estética, es un filme bello, con sus secuencias, su manejo de la escenografía y de los planos, casi siempre danzando, en el que de fondo está el mensaje en contra de la intolerancia y del irrespeto por lo que se ha suscitado tras el once de septiembre. Hay vitalidad y energía en las interpretaciones, sobre todo de la pareja protagónica: Khan (Khan) y Mandira (Kajol),y los demás personajes son todos satélites de lo que va a hacer su extraña relación. Filme para disfrutar, aunque no se puede esperar que tenga mucha más trascendencia por su ánimo a ser publicitario y un tanto manipulador. Pero eso es lo de menos, en últimas todas las obras quieren manipular un poco.