No soy una persona que llora facilmente. Es más, se podría decir que es difícil hacerme llorar. Y esta es una de las pocas películas (junto con Los chicos del coro, Up!, el pianista, y alguna que otra más) que lo ha conseguido. Esta película es bellísima, es muy bonita y encantadora. Y encima Anthony Hopkins y John Hurt (pese a no vérsele la cara entera) nos deslumbran con su actuación. Una película que todos deberíamos ver, y aprender de ella. Una persona puede tener la cara de barro, pero el corazón de fuego.

Lo mejor: Una película que te llega al corazón.
Lo peor: No podrás quitarte al hombre elefante de la cabeza, estarás pensando en él todo el tiempo, y en como tuvo que sufrir realmente. (aunque eso no es malo).