Bueno, he aquí mi primera crítica en esta página, y espero que pueda valorar bastante mejor las sucesivas, porque no hay mucho que decir acerca de esto.
Bueno, he de decir que el fin de semana que se estrenó la peli y que, por supuesto, mis amigos fueron a verla (al grito de: "Cabano en booooolas!" "Carolina en booooolas!"), yo pasé del cine. Desde luego, hice bien en no pagar la entrada.
Al día siguiente de que fueran a verla, lo único que me desvelaron acerca de la trama fue: "Dios tía, nunca había visto una peli igual. Sexo, drogas, sexo, drogas, sexo, drogas..."

Después de haberla visto, sólo tengo que decir que no me extraña nada que el cine español esté valorado de este modo. Razón no les falta a los que dicen que el cine nacional es una bazofia. Aunque he de reconocer que no todo, pero sí la gran mayoría.
El guión no me aporta nada. El argumento, tampoco. Me entretuve más riéndome de las estúpidas frases de los personajes (se me quedarán grabadas el célebre "¡Cómeme las tetas!" del que nos reímos durante varios días, y la que me hizo reír sin control durante varios minutos: "Estoy tan gorda que ya no siento cómo me penetras". Lamentable). Con toda la droga que se mete Hugo Silva durante la peli, en la vida real estaría bajo tierra. El papel de la chica rellenita (de los peores) nos hace ver que este tipo de personas son objeto de burla por parte de el resto de adolescentes que cuentan con un físico cuidado, cuando conozco a muchas personas así que tienen decenas de amigos, pareja y que les va la vida de maravilla. ¿Y qué pinta Cabano ahí, por cierto? Vale, lo sé. No sé ni cómo he podido preguntármelo. Es evidente.
Salvo Ana María Polvorosa, que es la única actriz que interpreta más o menos aceptablemente su papel, todos los personajes son tópicos y totalmente planos.

Y no voy a criticar el horrible concepto de adolescente de la película como se merece, simplemente diré (más bien resaltaré) que nosotros, los chavales, no somos así. Vale, habrá algunos que sí, pero nuestras juergas, desfases y vicios están exagerados. Vale que tampoco soy lo suficientemente adulta como para opinar acerca de esto, pero mi concepto de diversión máxima un fin de semana es irme de botellón. Y punto. Sin coca, éxtasis ni nada de eso (sólo tengo 14 años, todo hay que decirlo) Y ojo que conozco a gente que se acerca al estilo de vida que se muestra en la película (hay gente pa tó), pero no se meten rayas con tanta frecuencia como nuestro "querido" Hugo Silva.