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Voto de Little Miss Whatever:
6
Thriller. Intriga. Drama Johnny Truelove (Emile Hirsch) es un joven muy rico que vive en un exclusivo barrio de Los Ángeles. En su lujosa casa organiza grandes fiestas rodeado de chicas y de sus amigos. Todo ello gracias a su próspero negocio como traficante de drogas. Sin embargo, esta vida de ensueño se desmorona, y Johnny se verá en la cuerda floja. (FILMAFFINITY)
27 de agosto de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces, oímos hablar del típico tío que insulta a sus padres, fracasa en prácticamente todo, no es capaz de parecer normal en ningún momento (siempre tiene la necesidad de llamar la atención) y se pasa la noche de fiesta en fiesta, de tía en tía, metiéndose de todo y bebiendo sin parar. Bien. Sentímos cierta lástima por esa persona, y decimos: "Vaya. Se juntó con quien no debía, y ahora es la oveja negra. Hay qué ver el daño que pueden hacer las malas influencias, las amistades peligrosas..." En esta película podemos ver a un grupo de colegas con casas de lujo gracias al negocio de la droga, que se pasan el día viendo videoclips de raperos, fumando (ya sea tabaco o maría), bebiéndose hasta el agua de los floreros y tirándose a toda tía que pasa por delante suya (ya sean novias o, simplemente, una chica guapa que había en la fiesta). Pero gracias a la influencia de sus padres (y ahí es a donde quería yo llegar). La mayoría de ellos fumadores habituales de porros, malhablados y alcohólicos. Con unos progenitores así, ¿cómo no van a salir esos hijos? A mí esas personas me han producido sentimientos contradictorios: lástima, y vergüenza ajena. ¿Cómo pueden preguntarse por qué sus hijos son así cuando ellos son los que les han inducido a llevar ese tipo de vida? A mí me ha sorprendido más esa especie de "moraleja" que se puede sacar de los padres que la de "a veces las cosas que empiezan como tonterías se pueden ir de las manos y acabar en tragedia", que ya la tengo muy vista.
El elenco de actores no está tan bien como debería: la mayoría está simplemente correctos y, en ocasiones, hasta fríos y sin gracia. Emile Hirsch no me ha acabado de convencer, tal vez porque pensé que tendría más protagonismo o porque tenía mejores expectativas en su personaje. Justin Timberlake hace un papel bastante bueno, lo tenía infravalorado. Ben Foster está impecable, al igual que Bruce Willis y Sharon Stone (ella sobre todo hacia el final de la película).
Puede que la película, a simple vista, parezca otra historia más de yonkis malhablados en la que reinan el sexo, las drogas y el rap, pero yo creo que tiene algo más que merece la pena descubrir. Y a pesar de que no es ni mucho menos una gran película, tiene sus momentos de genialidad que se te quedan grabados, y no es la típica historia de colgados... es algo más original.
Little Miss Whatever
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