Convencía mis amigas para ver esta película allá por septiembre del año pasado. "Va, que dicen que está muy bien, y además, Woody Allen es un director genial", les dije, rozando lo frívolo y superficial para no acabar metida en una sala viendo una de gore o la típica comedia romántica adolescente norteamericana.
"Eso es una españolada, mejor vemos Una conejita en el campus"
"Que no, venga, hacedme caso".
Total, que allí estábamos, viendo a Scarlett Johansson y Rebecca Hall haciendo turismo junto a Javier Barden, pintor bohemio y con ganas de vivir la vida, el típico macho ibérico seductor al que le van los rollitos poco convencionales. Ésa sería la primera parte de la película, pues la segunda podría empezar cuando aparece Penélope Cruz en escena. Vamos, lo único destacable de toda la película. Soberbia en el papel de la racial, tempestuosa y un tanto chalada María Elena.
Me quedo con la canción principal de la banda sonora, "Barcelona", de Giulia & los Tellarini. Tiene algo que hace que te pases varios días tatareándola sin parar.