Voy a hablar lo más subjetivamente posible, alejado de lo que realmente es, o de lo que debería ser, lo más apartado de cualquier atisbo de objetividad, desde el miedo de cualquier científico y la perdición de cualquier crítico. Hablo todavía con los ojos rojos, y el corazón a medio hacer. Sé que ha jugado conmigo, y yo le he dejado jugar, y hemos disfrutado por el camino. Tal vez sea porque me encontraba desecho interiormente, por las cejas de ella, o por los ojos de él, si es porque había bebido mucha agua, o porque la música sonaba muy fuerte en el cine. No sé porque fue, pero me deshizo, y tanto que me deshizo. Y por eso, le doy un 9, desde la subjetividad, alejado de la verdad, con lágrimas y sentimientos como filtro, y el alma a flor de piel. Porque disfruté esta facilona montaña rusa de emociones, y pocas pelis románticas lo consiguen. Pero no os engañéis, no es una romanticona coñazo, es una comedia dramática, es un reflejo de las pasiones y las almas humanas. O eso creo. Desde mi subjetividad.