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Voto de stefani:
309
Drama. Fantástico
Eddie (Voight), un veterano de guerra de 83 años, vive separado de la gente que amó. Pasa sus días de rutina cuidando los caballos de Ruby Pier, un parque de atracciones en un lugar apartado de la costa. Eddie busca justificar su vida -exhausta de sorpresas- ahora que está cerca de su fin. Una mañana diferente a todas, un accidente en una cabalgadura tiene como víctima a una niña de 5 años. Frente a una muchedumbre horrorizada, Eddie ... [+]
29 de julio de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
ESPERANZADORA PELÍCULA ACERCA DE NUESTRO FINCOMIENZO O LLEGADA AL MÁS ALLÁ.
Puede que historias como la que cuenta este film, resulten fantásticamente melosas, dulces, apacibles y lentas; pero ¿y qué?, no están de más, ¿o acaso el cine sólo va a ser cine apreciable si narra historias fantásticamente infernales y de ritmo trepidante?
Es una cinta para ver con ánimo de autoanálisis, de recorrido sobre nuestra propia vida, observando el bien y el mal que hemos hecho, discerniendo si a nuestra existencia aquí le hemos dado o no el sentido grandioso y celestial que tiene.
Quien esté dispuesto a soportar un guión de lentitud televisiva y algo soporífero, le servirá para serenarse y profundizar más allá de lo impropio y superficiales que somos; pero además se habrá ganado el derecho a contemplar la trascendental escena de Jon Voight anciano, inmerso en un bellísimo y cristalino río, junto a una niña angelical de rasgos asiáticos; tan sólo por ver lo que ellos dos ahí tratan merece la pena ser paciente con tan larga y lentísima obra fílmica.
Puede que historias como la que cuenta este film, resulten fantásticamente melosas, dulces, apacibles y lentas; pero ¿y qué?, no están de más, ¿o acaso el cine sólo va a ser cine apreciable si narra historias fantásticamente infernales y de ritmo trepidante?
Es una cinta para ver con ánimo de autoanálisis, de recorrido sobre nuestra propia vida, observando el bien y el mal que hemos hecho, discerniendo si a nuestra existencia aquí le hemos dado o no el sentido grandioso y celestial que tiene.
Quien esté dispuesto a soportar un guión de lentitud televisiva y algo soporífero, le servirá para serenarse y profundizar más allá de lo impropio y superficiales que somos; pero además se habrá ganado el derecho a contemplar la trascendental escena de Jon Voight anciano, inmerso en un bellísimo y cristalino río, junto a una niña angelical de rasgos asiáticos; tan sólo por ver lo que ellos dos ahí tratan merece la pena ser paciente con tan larga y lentísima obra fílmica.
