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España España · Barcelona
Voto de Arcade:
6
Drama El planeta ha sido arrasado por un misterioso cataclismo y, en medio de la desolación, un padre y su hijo se dirigen hacia la costa en busca de un lugar seguro donde asentarse. Durante el viaje se cruzarán con otros supervivientes: unos se han vuelto locos, otros se han convertido en caníbales. Adaptación de una novela de Cormac McCarthy, autor de "No es país para viejos". (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Carretera comienza en el que podríamos denominar año cero posterior a un colapso mundial de insospechadas consecuencias y desconocida naturaleza, en la que los pocos supervivientes se enfrentan a un duro y por momentos breve futuro sin recursos y bajo la oscura sombra de la desconfianza, la traición y el canibalismo como únicos medios de subsistencia. No es precisamente un planteamiento en el que quepan frases hechas, respuestas ingeniosas ni pequeños alivios cómicos que permitan recobrar el aliento entre actos. John Hillcoat no se anda con milongas ni medias tintas, y no duda en pone toda la carne en el asador para reconstruir con precisión milimétrica y sordidez extrema un panorama realista sin concesiones amables ni planos esquivos. El film logra transmitir a la audiencia una aterradora y angustiosa desolación existencial engarzando muy bien todos los elementos que lo componen formalmente. Una puesta en escena fría y calculada, interpretaciones austeras y apenas complacientes, caracterizaciones detallistas y una valiente fotografía monocromática del español Javier Aguirresarobe que consigue plasmar con mucha fuerza el ambiente contaminado, nuclear y deprimido de un planeta muerto. Y aunque allí donde otros no llegan, éste podría citarse como ejemplo sobresaliente, en lo que respecta a la trama y el desarrollo narrativo de la historia, lamentablemente, La Carretera se queda francamente corta. Hacia la mitad del metraje persiste una incómoda sensación de que el verdadero motor argumental del film nunca termina de arrancar ni hacerse visible, ahogado por la preocupación del director de mantenerse fiel al tono solemne de su tratamiento, reconduciendo a los dos protagonistas principales reiteradamente al origen de su drama mediante el abuso de flashbacks que poco valen el reclamo de una actriz como Charlize Theron y que anulan las posibilidades de progresión dramática de los personajes. Ambos comienzan su aventura con un nivel tal de ansiedad y tristeza, que parece que no haya forma de sobreponerse ni tan siquiera de empeorar, y las pocas ocasiones en que los vemos activarse e interactuar con el entorno, no son más que pasos en falso sin solución de continuidad que ya en el último tramo de la película, con un conformista e insípido final, puede producir el desinterés del espectador más exigente.

Cada vez sorprende menos que en una industria como la americana cueste tanto encontrar el equilibrio necesario entre los distintos aspectos de un film para que se convierta en una obra perdurable y recordada. La Carretera está varios pasos por delante del cine puramente comercial que nos llega de Hollywood, pero sus pretensiones y su magnífica atmósfera aunque reseñables, no están debidamente compensadas y quedan huérfanas dentro de una historia débil y muy diluida, que no mata, pero tampoco llena.
Arcade
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