Pocas películas consiguen que me queden ya a verlas de tirón, hasta la 1:30 h porque me hacen disfrutar con su visionado, sin importante demasiado ni el blanco y negro, ni que sea española ni tampoco no saber a donde van a ir a parar. Con esta me pasó; estaba disfrutando tanto de los interesantes y magnéticos personajes, así como de los afilados discursos y situaciones que no tenía sueño. Todo era tan fluido y elegante que era como un chute de buen cine del que no quería dejar de gozar. Se puede considerar un clásico rodado en el siglo XXI

A Garci se le nota disfrutar, ir a su aire, mostrando lo que quiere mostrar y contratando a quien más le conviene, haciéndoles saber perfectamente a los actores que papel desempeñan en la película en la que brillan titular y suplentes por igual. La historia y su final es muy previsible pero el camino hasta llegar ahí nos deja preciosos diálogos e interpretaciones. A mi al menos me encantaron las figuras del rockero y la de Santos,, el ayudante.