Muy buena película, Iñárritu ha hecho su mejor película, está llena de matizes que la convierten en una de las mejores películas del año (y este año cinematográficamente está dando mucho de si), en ningún momento la película decae respecto al ritmo, sumergiéndonos cada vez a lo más profundo del alma humano, tocando el tema de la falta de comunicación o simplemente de las desgracias casuales que ocurren a cualquier ser humano.

Tiene una estructura sólida como una roca y es de agradecer que en sus minutos finales de un poco de respiración al espectador, ya que no cesa de mostrarnos como esos pequeños mundos en los que pertenecen los protagonistas se van poco a poco desmoronando.

Toca muchos palos la cinta, el amor a los seres queridos y el miedo a perderlos, la soledad, el rechazo... Temas universales rodados con pulso.

No creo que el director quiera hacer "el mayor drama de la historia" como señaló un crítico hace poco, en las películas del director siempre hay una puerta a la esperanza, en un universo dónde la vida y la muerte van cogidos de la mano, ya que el director siempre nos recuerda que el ser humano es levedad, no somo eternos y la muerte no conoce posición social ni edad.

Tiene ciertas semejanzas (que no temáticas) con SYRIANA, pero BABEL la supera con creces, ya que no cae en la confusión y se centra en unos determinados personajes, no como en la cinta de CLOONEY donde más de ciento veinte personajes tenían diálogo (sin quitar méritos a SYRIANA que los tiene).

El director en cada situación ya sea en una discoteca o en un tiroteo te mantiene en vilo, así como una maravillosa banda sonora y una fotografía portentosa.

Respecto a las interpretaciones destacar a ese hallazgo que es Koji Yakusho, que interpreta al personaje más memorable de la cinta, así como Brad Pitt que cumple perfectamente en su rol de marido en una situación límite (recordar la escena en la que habla por teléfono con su hijo).

Un broche de oro a ese viaje al alma que ha supuesto la trilogía de Iñarritu.