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España España · El Puerto de Santa María
Voto de Fernando Polanco:
9
Acción. Thriller Poco después de finalizar la sangrienta redada, el inspector Rama se ve obligado a infiltrarse en las filas del sindicato del crimen de Yakarta con el fin de proteger a su familia y descubrir la corrupción en el seno de su propia fuerza policial.
7 de junio de 2014
38 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llega la hora de hablar de The Raid 2 y me bloqueo porque el corazón me empieza a latir a mil por hora pensando en la peli y lo único que me apetece es liarme a yoyas con el primero que se me cruce.

Lo primero que se me ocurrió para definir esta secuela mientras miraba los créditos fue:

Coño, The Raid 2 es El Padrino de las hostias.

Y es que ésa es la diferencia respecto a la primera parte: más universo, más personajes, más mitología, y sobre todo, la violencia elevada al cuadrado. Pero no por abandonar la simplicidad narrativa de la primera se convierte en una montaña rusa respecto de ritmo. No, porque todas las situaciones están cargadas de tensión y cada vez que dos personajes hablan la situación es una bomba de relojería que no se sabe en qué momento va a estallar.

No puedo contar con los dedos de las manos el número de escenas memorables (la pelea en barro, la del cuarto de baño de la cárcel, la de la nave industrial, la persecución interminable…). Hay algunos planos marca de la casa con la cámara en lugares imposibles (por ejemplo, el cenital durante la pelea dentro del coche en marcha), o un par de planos secuencia con coreografías y porrazos tan realistas que dejan sin respiración.

Mención aparte a los nuevos archienemigos: la chica de los martillos, el bateador, o el jefe final. Son puro carisma y puro acojone. Las escenas de presentación de cada uno por separado sólo son superadas por las batallas que tienen contra el protagonista.

Son dos horas y media que, como dice mi abuela, se van bebías. Volando. Y lo mejor: cuando estás flipando con las primeras escenas y sabes que las tracas finales todavía están por llegar te preguntas “¿estoy agarrado a la butaca como con mucha fuerza, no?”.

Un goce absoluto que se vivió como un orgasmo colectivo en los Palafox. Por cierto, todos los asistentes fuimos unos privilegiados ya que, según me dijo Carlos J. Marín de Aullidos, esta será la única vez que la película se proyecte en pantalla grande, pues irá directa a dvd (la distribuidora le negó un pase incluso al Phenomena).
Fernando Polanco
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