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10
6,2
25.210
Intriga. Thriller
Continuando desde donde lo dejó "Múltiple", "Glass" sigue los pasos de David Dunn (Bruce Willis) en su búsqueda de la figura superhumana de "La Bestia". En la sombra, Elijah Price (Samuel L. Jackson) parece emerger como una figura clave que conoce los secretos de ambos. Secuela de "El protegido" y "Múltiple", de M. Night Shyamalan. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre novela gráfica y audiovisual (cristal de paneles de tebeo y lentes de cine), 2002 trajo Unbreakable antes de las 'películas de superhéroes', y 2019 trae Glass cuando la moda alcanzó su techo en 2018 con Infinity War. Antes de que Jackson interpretase al busca-héroes Fury, Price ya había encontrado a Dunn. En Unbreakable vimos a Price con comics de Vengadores, en Glass a Cooke con una figura de Nuevos Mutantes (Taylor-Joy saldrá en su película); nosotros estábamos antes: no necesitamos pelear en la Torre Stark ni matar a los personajes para luego revivirlos. Esta película es principio y fin de una era: hay referencia inicial a Superman y escena de Batman hacia el final, y en medio un conflicto cinematográfico más relevante que el de aquellos dos. Conecta papel y celuloide: comienza con el uso mezquino de una grabación, se desarrolla con cámaras como medio de vigilancia, y termina ensalzando al audiovisual como arma de liberación. Ravenhill es Ravencroft, y el enemigo final es Friends Of Humanity o Sentinels de Trask. Una última pantalla nos muestra la encarnación de la mítica portada de 'Action Comics' 1 de 1938, con todo lo que ello inició y esto iniciará: algo que empezó antes que comics y cine, e irá más allá.
Esta interacción de formatos artísticos es una clave, la otra es lo espiritual; Shyamalan dijo que todas sus películas tratan de ello. Los tres protagonistas se identifican con un color religioso: Dunn es el verde de los dioses de la vida celtas (el Protector), Price es el púrpura de los soberanos romanos (Don Cristal como mente maestra), Crumb es el azafrán de los monjes indoarios (la Horda como redentor). Todos son contrarios: Dunn es irrompible y Price frágil; Price es cuerpo débil con mente fuerte y Crumb cuerpo fuerte con mente fragmentada; Crumb es símbolo de los dañados y Dunn imagen de los indemnes. Es una trilogía sobre anagnórisis: descubrir quién realmente se es. Puede ocurrir por oposición a otros, lo que puede ser engañoso: al final, ellos tres serán el opuesto a un cuarto elemento. Los que dudan y por ello creen, son opuestos a los que niegan porque creen que saben.
El dualismo, pues, no existe de por sí: es una perspectiva; el conflicto es algo que otros inventan u ocultan, el enemigo ayer puede ser aliado mañana, la división héroe-villano es clara en estanterías pero no en la realidad. Si Unbreakable habla de un héroe y Split de un villano, Glass es Don Cristal situándose más allá de esa dualidad. Ya no es "el opuesto exacto del héroe", sino de quienes ocultan héroes. Ya no está dispuesto a atentar por un descubrimiento egoísta, sino a evitarlo por un descubrimiento altruista. Glass es aquel que salva lo extraordinario desde el jeroglífico milenario hasta el comic actual, su enemigo es quien lo condena "desde hace 10.000 años".
Mr Glass es ahora un dios creador, un demiurgo no-dualista que dirige a Dunn como al bien y a Crumb como al mal, escenificando la eterna batalla. Pero el cuarto elemento, el enemigo que representan la doctora Staple y los Tréboles, es un demonio destructor que intenta acabar con héroe y villano, bien y mal, de forma que no sea posible distinguirlos, ni salvarnos con uno o ser perdonados del otro. Es lo más temible: la pérdida del libre albedrío. Mr Glass y Staple están ambos más allá del bien y del mal, pero el primero cree en trascenderlos y la segunda busca erradicarlos.
Shyamalan no ofrece un típico fin de trilogía del 'bueno' de Unbreakable contra el 'malo' de Split, sino un conflicto mayor. En los Evangelios, los hipócritas son los peores; en el Apocalipsis, los tibios. El demonio maligno se finge neutral, el implacable se finge amable: los colores de Staple van del blanco al rosado. La tiranía preferiría someternos desde lo liberal, igualitario, conformista y psicológico; pero como sus mentiras nunca logran persuadir a los que tienen fe, acaba desenmascarándose. Es un demonio capaz de lobotomizarnos con buenas palabras, enviarnos una amada y una bala, ahogarnos mientras nos coge de la mano. Esas muertes son homenajes (Crumb recibe la luz para siempre, Dunn acepta que los héroes también se ahogan, Price confirma que no fue un error) y mensajes: un héroe tiene kriptonita, la fragilidad va con la dureza (como el cristal de diamante), creer implica dudar; podemos ser otro trébol, o tener cuatro hojas y arriesgarnos a ser arrancados.
No tenía sentido una psiquiatra negando superpoderes pero recurriendo a puntos débiles, hablando de 'trastorno común' pero argumentando que son los únicos. A estas mentiras se dedican los Tréboles secretamente, pues el demonio busca persuadirnos de su inexistencia aún más que de la de Dios. Su arma es difundir la incredulidad, y nuestra defensa es la fe (estudiada aquí, en El Sexto Sentido, y Señales). La fe convierte un enemigo grande en inútil, hace que un solo hombre débil venza a muchos poderosos, permite al dios dominar la casa del demonio mientras el demonio busca dominar el mundo. Price dice a Crumb: lo extraordinario siempre tiene explicación terrenal (ciencia y fe no riñen), y eso no daña la fe sino que la aumenta; quien no esté abierto al milagro no lo verá, y tomará la demostración como refutación. Un mismo concepto puede refutar o demostrar: tener siempre 9 años es para Staple una duda contra Crumb, y para Glass una prueba; la pérdida de un progenitor es para Staple una duda contra Joseph, y para Glass una prueba.
Dunn duda pese a años de creer. Glass cree pese a años de dudar. Crumb combina dudosos y creyentes; duda sobre el fin y los medios (la fe dirigida sin razón), y mientras crece su fe crecen sus dudas (su sufrimiento y su pureza). Dunn duda porque la bondad y la humildad dudan. El profeta Glass abre puertas a uno y las deja cerradas a otro: algunos necesitan facilidades y otros dificultades. Los personajes secundarios dudan, pero son ayudados por comics (sagradas escrituras), refuerzo recíproco (la comunidad) y una misión para el mundo (apostolado)...
Esta interacción de formatos artísticos es una clave, la otra es lo espiritual; Shyamalan dijo que todas sus películas tratan de ello. Los tres protagonistas se identifican con un color religioso: Dunn es el verde de los dioses de la vida celtas (el Protector), Price es el púrpura de los soberanos romanos (Don Cristal como mente maestra), Crumb es el azafrán de los monjes indoarios (la Horda como redentor). Todos son contrarios: Dunn es irrompible y Price frágil; Price es cuerpo débil con mente fuerte y Crumb cuerpo fuerte con mente fragmentada; Crumb es símbolo de los dañados y Dunn imagen de los indemnes. Es una trilogía sobre anagnórisis: descubrir quién realmente se es. Puede ocurrir por oposición a otros, lo que puede ser engañoso: al final, ellos tres serán el opuesto a un cuarto elemento. Los que dudan y por ello creen, son opuestos a los que niegan porque creen que saben.
El dualismo, pues, no existe de por sí: es una perspectiva; el conflicto es algo que otros inventan u ocultan, el enemigo ayer puede ser aliado mañana, la división héroe-villano es clara en estanterías pero no en la realidad. Si Unbreakable habla de un héroe y Split de un villano, Glass es Don Cristal situándose más allá de esa dualidad. Ya no es "el opuesto exacto del héroe", sino de quienes ocultan héroes. Ya no está dispuesto a atentar por un descubrimiento egoísta, sino a evitarlo por un descubrimiento altruista. Glass es aquel que salva lo extraordinario desde el jeroglífico milenario hasta el comic actual, su enemigo es quien lo condena "desde hace 10.000 años".
Mr Glass es ahora un dios creador, un demiurgo no-dualista que dirige a Dunn como al bien y a Crumb como al mal, escenificando la eterna batalla. Pero el cuarto elemento, el enemigo que representan la doctora Staple y los Tréboles, es un demonio destructor que intenta acabar con héroe y villano, bien y mal, de forma que no sea posible distinguirlos, ni salvarnos con uno o ser perdonados del otro. Es lo más temible: la pérdida del libre albedrío. Mr Glass y Staple están ambos más allá del bien y del mal, pero el primero cree en trascenderlos y la segunda busca erradicarlos.
Shyamalan no ofrece un típico fin de trilogía del 'bueno' de Unbreakable contra el 'malo' de Split, sino un conflicto mayor. En los Evangelios, los hipócritas son los peores; en el Apocalipsis, los tibios. El demonio maligno se finge neutral, el implacable se finge amable: los colores de Staple van del blanco al rosado. La tiranía preferiría someternos desde lo liberal, igualitario, conformista y psicológico; pero como sus mentiras nunca logran persuadir a los que tienen fe, acaba desenmascarándose. Es un demonio capaz de lobotomizarnos con buenas palabras, enviarnos una amada y una bala, ahogarnos mientras nos coge de la mano. Esas muertes son homenajes (Crumb recibe la luz para siempre, Dunn acepta que los héroes también se ahogan, Price confirma que no fue un error) y mensajes: un héroe tiene kriptonita, la fragilidad va con la dureza (como el cristal de diamante), creer implica dudar; podemos ser otro trébol, o tener cuatro hojas y arriesgarnos a ser arrancados.
No tenía sentido una psiquiatra negando superpoderes pero recurriendo a puntos débiles, hablando de 'trastorno común' pero argumentando que son los únicos. A estas mentiras se dedican los Tréboles secretamente, pues el demonio busca persuadirnos de su inexistencia aún más que de la de Dios. Su arma es difundir la incredulidad, y nuestra defensa es la fe (estudiada aquí, en El Sexto Sentido, y Señales). La fe convierte un enemigo grande en inútil, hace que un solo hombre débil venza a muchos poderosos, permite al dios dominar la casa del demonio mientras el demonio busca dominar el mundo. Price dice a Crumb: lo extraordinario siempre tiene explicación terrenal (ciencia y fe no riñen), y eso no daña la fe sino que la aumenta; quien no esté abierto al milagro no lo verá, y tomará la demostración como refutación. Un mismo concepto puede refutar o demostrar: tener siempre 9 años es para Staple una duda contra Crumb, y para Glass una prueba; la pérdida de un progenitor es para Staple una duda contra Joseph, y para Glass una prueba.
Dunn duda pese a años de creer. Glass cree pese a años de dudar. Crumb combina dudosos y creyentes; duda sobre el fin y los medios (la fe dirigida sin razón), y mientras crece su fe crecen sus dudas (su sufrimiento y su pureza). Dunn duda porque la bondad y la humildad dudan. El profeta Glass abre puertas a uno y las deja cerradas a otro: algunos necesitan facilidades y otros dificultades. Los personajes secundarios dudan, pero son ayudados por comics (sagradas escrituras), refuerzo recíproco (la comunidad) y una misión para el mundo (apostolado)...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
...Creyeron en algo sobre todas las cosas, y en el prójimo como en sí mismos (los dos mandamientos). Pero sobre todo, el amor salvó su fe: el anillo de compromiso que volvió al dedo antes de aquel accidente, y al cuello antes del desenlace. Staple lo supo: es el único superpoder que no pudo negar. El amor puede crucificar a los mejores, pero acaba por salvarnos a todos: la verdadera anagnórisis no ocurre por conflicto, sino mediante amor.
Los tres personajes secundarios tienen poderes menores: la señora Price tiene clarividencia, Joseph astucia y telecomunicaciones (Whisperman), Cooke inteligencia emocional y su propio superuniforme (la chaqueta de zoo, domadora de humanos). Pero también tienen superpoderes humildes (si el verdadero enemigo se esconde en secreto, los verdaderos héroes se mueven en lo discreto): el amor de una madre pese a los defectos de un hijo, el intento incansable de un joven de honrar a su padre, la mujer que mediante la bondad transforma a la bestia en príncipe. Estos poderes son hoy los más maravillosos, los más combatidos por Tréboles, y los que podemos despertar en nosotros y compartir con los demás. Esta es la revelación real del final.
Quienes busquen un comic infantil, que salgan de esta galería de arte. No fuimos a la Torre Osaka (un red herring o MacGuffin) porque esto no es una 'marvel' sino la trilogía 'Eastrail 177' (tren que hizo a Cristal un supervillano, al Protector un héroe, a la Horda una Bestia, y finalmente al mundo un supermundo). Los que esperaban la torre se han perdido la verdadera batalla (como quien pasa la vida esperando algo distinto, en vez de hacer distinto cada instante), y los decepcionados por no ver superhumanos en una azotea no han percibido el valor superior de pequeños humanos en una estación. Nadie sin fe va a creer aquellas grabaciones filtradas, pero con fe es posible darse cuenta de que una película puede ser de verdad. El cine no debería ser sólo un sucedáneo de lo extraordinario (cuanto más espectacular más irreal), sino una inspiración. Los que pedían algo más del desenlace, que pidan algo más de la vida; los Tréboles ya han impedido lo uno, pero no pueden impedirnos lo otro.
Los Tréboles del mundo real le repitieron a Shyamalan durante una década que no era especial, le ofrecieron un presupuesto para convertir esta película en una de acción, y finalmente hicieron que la crítica profesional estadounidense la machacara. Tuvo que financiarse vendiendo su casa, recortar una hora de metraje y suavizar un final que quizás vinculaba a los Tréboles con gobiernos o religiones organizadas (como aquel cura sin fe de la escena eliminada en Unbrekable). De todas formas, los ha expuesto como hiciera Kubrick en Eyes Wide Shut. Glass es Shyamalan, y esta película es su misión suicida y su filtración al mundo.
Debimos comprenderlo hace mucho tiempo, por los cameos de Shyamalan: primero delincuente, después vigilante, finalmente creyente en el poder transformador de la voluntad. No es una auto-ayuda facilona de 'todos podemos ser lo que queramos', sino una misión de 'debemos atrevernos a ser lo que potencialmente somos'. Existen héroes y villanos (pueden caer o redimirse), existen mediocres que son los más malvados... y también existe una gran mayoría de nosotros (madres, hijos, amantes) en un mundo que nos quiere mediocres, pero con la invitación de Shyamalan a ser héroes cotidianos. Empezamos como espectadores de una vieja saga y debemos terminar como protagonistas de una nueva vida. Si las dos películas anteriores trataban sobre cambiarse a sí mismo, ésta trata sobre cambiar el mundo. Shyamalan inventó la película realista de superhéroes, la secuela encubierta, y ahora el final que no lo es: no es una 'serie limitada' sino una 'historia de orígenes': el inicio de nuestro universo de fe. Al acabar esta película, regala un comic, entrena con 100 kilos, abraza a quien le haga falta. Necesito tus facultades para salir de aquí y demostrar al mundo que existimos.
Los tres personajes secundarios tienen poderes menores: la señora Price tiene clarividencia, Joseph astucia y telecomunicaciones (Whisperman), Cooke inteligencia emocional y su propio superuniforme (la chaqueta de zoo, domadora de humanos). Pero también tienen superpoderes humildes (si el verdadero enemigo se esconde en secreto, los verdaderos héroes se mueven en lo discreto): el amor de una madre pese a los defectos de un hijo, el intento incansable de un joven de honrar a su padre, la mujer que mediante la bondad transforma a la bestia en príncipe. Estos poderes son hoy los más maravillosos, los más combatidos por Tréboles, y los que podemos despertar en nosotros y compartir con los demás. Esta es la revelación real del final.
Quienes busquen un comic infantil, que salgan de esta galería de arte. No fuimos a la Torre Osaka (un red herring o MacGuffin) porque esto no es una 'marvel' sino la trilogía 'Eastrail 177' (tren que hizo a Cristal un supervillano, al Protector un héroe, a la Horda una Bestia, y finalmente al mundo un supermundo). Los que esperaban la torre se han perdido la verdadera batalla (como quien pasa la vida esperando algo distinto, en vez de hacer distinto cada instante), y los decepcionados por no ver superhumanos en una azotea no han percibido el valor superior de pequeños humanos en una estación. Nadie sin fe va a creer aquellas grabaciones filtradas, pero con fe es posible darse cuenta de que una película puede ser de verdad. El cine no debería ser sólo un sucedáneo de lo extraordinario (cuanto más espectacular más irreal), sino una inspiración. Los que pedían algo más del desenlace, que pidan algo más de la vida; los Tréboles ya han impedido lo uno, pero no pueden impedirnos lo otro.
Los Tréboles del mundo real le repitieron a Shyamalan durante una década que no era especial, le ofrecieron un presupuesto para convertir esta película en una de acción, y finalmente hicieron que la crítica profesional estadounidense la machacara. Tuvo que financiarse vendiendo su casa, recortar una hora de metraje y suavizar un final que quizás vinculaba a los Tréboles con gobiernos o religiones organizadas (como aquel cura sin fe de la escena eliminada en Unbrekable). De todas formas, los ha expuesto como hiciera Kubrick en Eyes Wide Shut. Glass es Shyamalan, y esta película es su misión suicida y su filtración al mundo.
Debimos comprenderlo hace mucho tiempo, por los cameos de Shyamalan: primero delincuente, después vigilante, finalmente creyente en el poder transformador de la voluntad. No es una auto-ayuda facilona de 'todos podemos ser lo que queramos', sino una misión de 'debemos atrevernos a ser lo que potencialmente somos'. Existen héroes y villanos (pueden caer o redimirse), existen mediocres que son los más malvados... y también existe una gran mayoría de nosotros (madres, hijos, amantes) en un mundo que nos quiere mediocres, pero con la invitación de Shyamalan a ser héroes cotidianos. Empezamos como espectadores de una vieja saga y debemos terminar como protagonistas de una nueva vida. Si las dos películas anteriores trataban sobre cambiarse a sí mismo, ésta trata sobre cambiar el mundo. Shyamalan inventó la película realista de superhéroes, la secuela encubierta, y ahora el final que no lo es: no es una 'serie limitada' sino una 'historia de orígenes': el inicio de nuestro universo de fe. Al acabar esta película, regala un comic, entrena con 100 kilos, abraza a quien le haga falta. Necesito tus facultades para salir de aquí y demostrar al mundo que existimos.