No sé si es Wes Anderson el que ha cambiado, o he sido yo, pero el hecho es que sus primeras películas me parecían llenas de alma e historias interesantes, y las últimas, como ésta, meros ejercicios de estilo fríos y ajenos.
Podría decirse que Andrerson está Almodovarizándose: cada plano es una preciosidad en cuanto a encuadres, fotografía y dirección artística, y el elenco de actores y la dirección de los mismos es maravillosa, pero la historia no tiene el menos interés.