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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
9
Drama. Romance Charlotte Vale (Bette Davis), una mujer de mediana edad que pertenece a una familia acomodada de Boston, vive reprimida y totalmente controlada por su dominante e insensible madre (Cooper). Gracias a la ayuda de un amable psiquiatra (Rains), Charlotte consigue recuperar la autoestima y superar sus miedos. Además, se vuelve mucho más extrovertida y empieza a sentirse incluso atractiva. Dispuesta a disfrutar de su nueva vida, hace un ... [+]
21 de enero de 2009
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una magnífica película, realizada a partir de un guión elaborado y eficaz, construido a partir de la novela de Olive Higgins Prouty, que nos cuenta una historia de relaciones humanas, compleja y de una gran profundidad. Destila ese olor a elaboración y a rigor. No hay efectismos ni concesiones. Por el contrario, huye del típico final feliz y complaciente, subrayando los aspectos de la realidad menos fáciles de transmitir en una película comercial. Por todo ello me parece una de las más interesantes de este magnífico periodo de la industria de Hollywood.

Una película así necesitaba de un director inteligente y creativo, pero también honesto y coherente. El británico Irving Rapper, a pesar de su visoñez, logra aquí uno de sus mejores productos, manejando todos los elementos de una forma sabia y eficaz. Llama especialmente la atención la forma narrativa que emplea, que utiliza de manera constante y meditada los saltos temporales.

También se necesitaba de unos actores magníficos. Bette Davis está inconmensurable. Al fin y al cabo se nos cuenta la historia de los mecanismos de sumisión y poder que pueden destrozar la vida de una persona. Esta actriz que ya tenía en su carrera éxitos resonantes como “Jezabel” (1938), que le supuso un Oscar, y “La carta” (1940), en donde había demostrado una capacidad extraordinaria en construir personajes complejos, logra una de las cimas de su carrera. Al fin y al cabo, lo que aquí se le pedía era mostrar una metamorfosis interna, y, por tanto, que mostrase la evolución creíble de un ser humano, desde los parámetros interpretativos del realismo. El resto del reparto cumple a la perfección su labor, aunque podríamos destacar a Paul Henreid, actor que había trabajado en el teatro con Max Reinhardt, en su papel de hombre atrapado por sus circunstancias, y a la veterana actriz británica Gladys Cooper, también de amplia formación teatral, en el de una madre intransigente y tramposa, que representa unos valores en declive.

La película reflexiona sobre las relaciones de poder en el seno de la familia y las consecuencias negativas que la sumisión puede acarrear a los hijos. La tiranía de los padres se puede encubrir de muchas maneras, pero es especialmente dañina cuando se practica en nombre de falsos principios que encubren actitudes básicamente egoístas. Es, por tanto, un canto al libre albedrío, al sano ejercicio de la discrepancia y la responsabilidad individual a la hora de tomar decisiones. No olvidemos que está filmada en 1942 y que, por tanto, su mensaje debió ocasionar alguna que otra controversia entre la burguesía más reaccionaria de los Estados Unidos.

La fotografía es magnífica, y tal vez hay que destacar una vez más la banda sonora construida por Max Steiner, que, por cierto, que consiguió el Oscar y se ha convertido a estas alturas en una de las más conocidas del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco Ortega
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