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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
9
Drama El Jaibo es un adolescente que escapa de un correccional y se reúne en el barrio con sus amigos. Unos días después, el Jaibo mata, en presencia de su amigo Pedro, al muchacho que supuestamente tuvo la culpa de que lo enviaran al reformatorio. A partir de entonces, los destinos de Pedro y el Jaibo estarán trágicamente unidos. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película excelente y conmovedora, que conecta con “Las Hurdes” en cuanto que es un instrumento de denuncia social, y que todavía nos emociona por la rotundidad de algunas situaciones y algunas imágenes. André Bazin, crítico francés y uno de los fundadores de “Cahiers du Cinéma”, ha hablado de “cine de la crueldad”, aplicando en ella la trasposición de las teorías de Antonin Artaud para el teatro. En cualquier caso no es una defensa, sin más, de las clases oprimidas en México, sino una disección de los comportamientos humanos, sin caer en maniqueísmos ni autocomplacencias. Desde esa perspectiva conecta también con un discurso presente en toda la filmografía de Buñuel y que es explícito, por ejemplo, en películas como “El bruto”, o “Viridiana”.

Todos los personajes tienen algún punto de protagonismo, de desgraciado protagonismo en la tragedia social que aquí se muestra. Tal vez los más afectados sean los niños, seres indefensos que heredan las costumbres, las desdichas y los comportamientos sociales, primarios y violentos, de sus padres, y que parecen abocados a seguir sus mismos pasos en ese contexto de miseria absoluta y de ley de la jungla en que todos parecen moverse.

La sociedad, a través de sus instituciones, intenta la redención de las desdichas que ella misma finalmente provoca. Seres bienintencionados intentan aplicar terapias sociales que no atacan el mal de raiz, que no cuestionan la mayor, sino que aplican pomadas que se muestran totalmente insuficientes. Buñuel es pesimista: no hay solución posible, unos a otros se atrapan y se devoran, se matan y se hieren, y se contagian los gérmenes ferozmente antisociales que tal vez sean auténticos mecanismos de defensa. No es, por tanto, una película más, sino una reflexión profunda y desesperanzada que, desde luego, no iba a conectar ni con las ideas redentoristas de la derecha mexicana –de ahí que la repudiaran con gran estrépito-, ni con las del partido comunista francés, como así ocurrió durante algunos años.

Formalmente es de una extrema corrección. A diferencia de lo que ocurre en otras películas de esta etapa mexicana, se nota la implicación y el compromiso del director con las ideas que aquí se exponen. Dirige bien a unos actores indirigibles en muchos casos, y elige la forma de collage, tal vez con demasiados oscuros entre escena y escena, situándose en una estética fronteriza con el neorrealismo italiano. Como los chicos que adquieren mayor protagonismo están muy bien y la trama es interesante, la película se ve sin dificultad alguna.

Hay elementos surrealistas y oníricos. A Buñuel le hubiera gustado introducir todavía más, pero el productor de la película pensó que la cosa se le iba a ir de las manos y del bolsillo. Con todo, hay decisiones sorprendentes y hallazgos formales. Todo esto también contribuye a redondear una película que ya pertenece a la nómina de las mejores del cine universal y que ha obtenido abundantes premios que así lo acreditan.
Paco Ortega
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