El cine vive del mundo que le rodea. Muchas veces nos cuentan los dramas que hemos visto en la tele recientemente y nos intenta concienciar que si no lo remediamos, pronto volveremos a sufrir los mismos errores en nuestras carnes.

La guerra de los Balcanes ha sido un acontecimiento bastante dramático que costó la vida de muchas personas y han dejado "marcadas" a varias generaciones. En Europa se vivió con gran intensidad ya que, acostumbrados a las guerras lejanas, nos topamos al principio de los 90, con una realidad cruda: en Europa también había conflictos. Bosnia-Hercegovina sufrió como ninguna estos acontecimientos ya que es de sobra conocido que en estas regiones han convivido durante mucho tiempo cristianos (ortodoxos, católicos y protestantes) y musulmanes. De la noche a la mañana se despertaron de la balsa de agua nacionalista que les había preparado Tito y empezaron a matarse de forma violenta y cruel durante años.

Grbavica muestra las consecuencias de la historia de los Balcanes. Vidas rotas por acontecimientos crueles, gente desaparecida, encontrada en fosas, mujeres marcadas por su pasado demasiado reciente y cercano, que intentan llevarlo como pueden pero son incapaces de alejarlos definitivamente. La presencia de la muerte, el horror y la destrucción están presentes en Grbavica, un barrio pobre de Sarajevo (aquella perla de los Balcanes que fue destruída hasta los cimientos)

Es una historia sincera y pura. Zbanic no quiere moldearla. La muestra como es: cruda y humana. A veces cojea de cierta evolución narrativa (sobre todo a la mitad de la historia) pero eso no quita un ápice de humanidad a esta historia.

Cabe destacar la interpretación de madre e hija (Mirjana Karanovic y Luna Mijovic) Ambas están soberbias en cada plano y hacen que cada escena juntas sea un téte-a-téte de un dramatismo devastador.

Historia que debería ser obligatoria de mostrar en colegios e institutos para mostrar las atrocidades que pueden provocar la guerra incluso a largo plazo