Más producto que película. Evidencia de la falta de ideas, pésimos reciclajes, y canibalismo fílmico de Hollywood que pretende traer de vuelta los musicales con esta memez. Responde al esquema de “self made man” .(tb woman aunque menos)que tanto gusta en EEUU y que se aplica a todos los géneros y que tan grato resulta para la academia que lo premia sin tener en cuenta la calidad, como en este caso , verdaderamente flagrante.
La relación amorosa entre estos dos enfermos de ambición que encarnan la muy del montón Emma Stone y el perchero Goslin( siempre dispuesto a hacer lo mínimo con su mirada de cordero degollado) es de lo más mundana y aburrida. La chispa brilla por su ausencia. Y las supuestas escenas de comedia son de mala sitcom.
Los números musicales son de primer curso de centro cívico. A su lado la boba Grease, es una obra maestra de la danza contemporánea.
Especialmente bochornoso me resulta el número estrella en la que una pareja de negro americano se suma al baile de la pareja en la bahía. En los años cuarenta no podían haberlo filmado de forma más paternalista, condescendiente y con más clichés.
Si los actores cantan como almejas o no saben bailar se les puede doblar o usar extras, como se ha hecho con otros musicales infinitamente mejores. Algo muy poco complicado, viendo esta nadería.
La vulgarización de Hollywood y de un público totalmente permeable a las campañas de publicidad y marketing es tan rentable para unos y otros (la crítica no es inocente) como triste para la cultura.
Pese a ser multipremiada, uno se pregunta. Pq tienen que saquear y rebajar los clásicos. Se hace un homenaje cuando se sabe lo que se lleva entre manos, no cuando el cinismo y la falta de criterio propio te llevan a copiar y achabacanar obras mayores del cine, como hace repetidamente este engendro.
También uno debe preguntarse pq debemos conformarnos con esta pésima imitación, carente de calidad y originalidad