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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
6
Thriller. Drama Michael Clayton (Clooney) trabaja para un famoso bufete de Nueva York, aunque no ejerce exactamente de abogado. Su trabajo consiste en eliminar del modo más rápido y aséptico los trapos sucios de los importantes clientes de su empresa. No es ni policía ni abogado, sino una perfecta mezcla de ambos: el perro guardián, el compañero fiel que siempre obedece y nunca pregunta... (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2008
40 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película apela, por enésima vez, al conflicto que provoca la integridad cuando se despereza en determinados corazoncitos quizás aletargados hasta ese momento. Por el camino, nos presenta una interesante trama de ambición y crimen, nos dibuja las miserias de la trastienda de la justicia, la crisis de identidad de un abogado (Wilkinson) y los sucesivos problemas personales de un Clooney involucrado hasta las trancas en esta trama de bufetes, minutas multimillonarias y arrepentimientos.

Y, en mi opinión, la narración es eficaz, por mucho que se diga lo contrario. Requiere de cierta atención por parte del espectador, yes, pero ahí se acaba el problema. Quizás sea algo exigente al presentar situaciones y personajes que se van definiendo a medida que avanza el metraje y no de forma inmediata; pero ya digo, poco más. Hay películas mucho menos mascaditas que esta.

Esta historia de multinacionales, indemnizaciones desprovistas de todo sentido ético o moral y letrados trapisondistas, divierte pero no subyuga. Sin embargo, no creo que esa ausencia de clímax venga provocada por el parsimonioso ritmo que, por otra parte, encaja con precisión en el clima de frialdad, aparente equilibrio y ambición del mundo de estos personajes. Al contrario, ese tono de analista bursátil que tiene la película me pareció un auténtico hallazgo formal, así como el desarrollo narrativo que tanto parece haber molestado y que a mí, insisto, es lo que más me gustó.

La pega quizás sea que, a la hora de despejar la incógnita, la película acaba oliendo a naftalina (moralina que no encaja nada, pero nada, con la displicencia que ya he señalado como virtud capital de la cinta) y termina como siempre por mucho que nos la quieran disfrazar. Ese desenlace, unido al esquematismo caricaturesco del personaje de Wilkinson y a un cierto apollardamiento interpretativo del Clooney (cosa no del todo imprevisible, por otro lado), diluyen un poco el demoledor sopapo que esta seca narrativa nos estaba dando en forma de disección del desencanto.

Pero por encima de todo, y sin medias tintas, sobresale Tilda Swinton; fabulosa. Esta elfa vale un Potosí. Qué lucha interna la suya: una pelea entre el hielo acorazado de sus indolentes pulmones y los residuos de humanidad que aún le restan por quemar. ¡Qué miradas!, ¡qué llantos!, ¡qué gestos! Qué ataques de ansiedad.
Bloomsday
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