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Voto de Bloomsday:
10
8,2
72.271
Intriga
Scottie Fergusson (James Stewart) es un detective de la policía de San Francisco que padece de vértigo. Cuando un compañero cae al vacío desde una cornisa mientras persiguen a un delincuente, Scottie decide retirarse. Gavin Elster (Tom Helmore), un viejo amigo del colegio, lo contrata para un caso aparentemente muy simple: que vigile a su esposa Madeleine (Kim Novak), una bella mujer que está obsesionada con su pasado. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2012
55 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te devolveremos a tu mujer –le dijeron a Scottie– si eres capaz de arrancarla de las fauces de las sombras y guiarla hasta la luz del día sin volverte para mirarla.
Lo prometo –aseguró Scottie ascendiendo hacia el reino de la luz. Así la arrastró hacia la vida desde la muerte y le cambió el peinado. Ella se iba dejando hacer. Y le seguía.
Pero cuando quedaba poco para llegar a la superficie Scottie se giró -obligado por un broche de sangre y tiempo que le recordó que era humano- y a su amada se la tragó el pasado y un abismo en espiral con forma de ojo de mujer, moño y beso “giratorio”.
Algunos, a la salida del cine, protestaron porque ese final era inverosímil.
Lo prometo –aseguró Scottie ascendiendo hacia el reino de la luz. Así la arrastró hacia la vida desde la muerte y le cambió el peinado. Ella se iba dejando hacer. Y le seguía.
Pero cuando quedaba poco para llegar a la superficie Scottie se giró -obligado por un broche de sangre y tiempo que le recordó que era humano- y a su amada se la tragó el pasado y un abismo en espiral con forma de ojo de mujer, moño y beso “giratorio”.
Algunos, a la salida del cine, protestaron porque ese final era inverosímil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero el destino se impone siempre. De cualquier forma, y en cualquier lugar, aquí lo que se dilucida es un conflicto de intereses. Y se me antoja insólito pensar que alguien considere más improbable la muerte, por chapucera que sea, que la resurrección.
El brote de infortunio inopinado y brusco del final –monja “asustadora”– es susceptible de ser tomado como humorada involuntaria, claro, pero también como imposición del demiurgo que urde la trama. Pongo este ejemplo como paradigma máximo de “inverosimilitud” en una trama que está preñada de ellas (lógico, porque el inconsciente no entiende de veracidades).
Y es que tras la sucesión de numerosos puntos de vista y motivaciones –económicas, románticas o necrófilas– en la peli –Elster al principio, Judy en medio y Scottie al final– se nos acaba imponiendo otra perspectiva más elevada, aquella que tiene la potestad de configurar la película y dirigir los designios del fotograma. Un deus ex machina rotundo que restituye el destino trágico a la tragedia, reivindicando la mirada irónica (en cuanto desveladora de la ficción y suspensión de la incredulidad) y rectora del film: la del dirigido por.
Y es ahí cuando empieza a tomar cuerpo la obsesión por las rubias, por un ideal de belleza tintada o por Tippi Hedren, como uno de los muchos posibles niveles de lectura de esta cinta.
El brote de infortunio inopinado y brusco del final –monja “asustadora”– es susceptible de ser tomado como humorada involuntaria, claro, pero también como imposición del demiurgo que urde la trama. Pongo este ejemplo como paradigma máximo de “inverosimilitud” en una trama que está preñada de ellas (lógico, porque el inconsciente no entiende de veracidades).
Y es que tras la sucesión de numerosos puntos de vista y motivaciones –económicas, románticas o necrófilas– en la peli –Elster al principio, Judy en medio y Scottie al final– se nos acaba imponiendo otra perspectiva más elevada, aquella que tiene la potestad de configurar la película y dirigir los designios del fotograma. Un deus ex machina rotundo que restituye el destino trágico a la tragedia, reivindicando la mirada irónica (en cuanto desveladora de la ficción y suspensión de la incredulidad) y rectora del film: la del dirigido por.
Y es ahí cuando empieza a tomar cuerpo la obsesión por las rubias, por un ideal de belleza tintada o por Tippi Hedren, como uno de los muchos posibles niveles de lectura de esta cinta.