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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
6
Drama. Thriller Un joven hastiado de su gris y monótona vida lucha contra el insomnio. En un viaje en avión conoce a un carismático vendedor de jabón que sostiene una teoría muy particular: el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; sólo la autodestrucción hace que la vida merezca la pena. Ambos deciden entonces fundar un club secreto de lucha, donde poder descargar sus frustaciones y su ira, que tendrá un éxito arrollador. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2005
120 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida, espectacular, vigorosa y, en última instancia, desaprovechada. La película iba a algún lado, eso se nota, pretende decir algo, y algo dice, pero finalmente opta por la vía fácil (demasiado peso de la sorpresita final, corre corre que te pillo etc). Por el camino nos deja interesantes reflexiones que son abandonadas cuando apenas habían sido esbozadas.

La realización exagerada de Fincher (planos secuencia imposibles, efectos de ordenador cada dos por tres, planos subliminales...) entretiene como suele ser normal en él (creo que exageran aquellos que le critican por sus excesos, pero es cierto que le resta algo de calado a su cine ya que el opta por el puro divertimento), incluso esta vez encaja con la visión nihilista del treintañero actual que no sólo piense en amasar dinero y en eso otro, pero al final queda también en purito ejercicio de estilo al no haber un auténtico compromiso en el guión ni por parte del director en reflexionar sobre esas patadas y puñetazos. Sí, Pitt nos suelta algún discurso de vez en cuando pero no basta, se nota demasiado que el objeto último de la cinta no es usar un vehículo comercial para lograr una auténtica reflexión sino al revés, se emplea un buen punto de partida para hacer una cinta comercial con cierto sustento.

Para nada he visto una loa a la violencia, más bien una crítica tramposa a la misma. Tramposa por recrearse estéticamente (cosa inevitable viendo la estilizada realización de Fincher) a pesar de que los que recurren a ella son desquiciados. Pero pedirle a Fincher (incluso al grueso de los cineastas norteamericanos actuales) que adapte su estética a lo que está contando es como pedirle a AC/DC que hagan jazz.

Fincher mezcla humor negro, sangre, espíritu gamberro... (hay otro director por ahí que hace esto especialmente bien) pero lo hace superficialmente, consiguiéndose un resultado sólo entretenido (¡entretenida es maldita sea!, si absurdas son las opiniones sobre que el cine es sólo para entretener también los son aquellas que menosprecian lo puramente divertido). Y, por lo visto, hoy día el entretenimiento es suficiente para levantar grandes alabanzas (al número de personas que consideran el Señor de los anillos como la mejor peli de la historia me remito). Yo creo que es mejor no pasarse y puntuarla como puntuaría una película que busca "molar mogollón" más que otra cosa.

Al menos en The Game no hay dudas sobre su objetivo festivalero y por ello hasta te tomas con humor el final. Pero aquí había para más, el tío nos pone el caramelito en la boca para acabar con un final tópico, predecible y que traiciona la “guerra contra Ikea” (llamémosla así) y las reflexiones que de esa vuelta a los instintos más primitivos podrían haberse sacado. Alguna frase ingeniosa y ya está. Edward Norton y ya está.

Fincher en su descargo podría decir -bueno, es que el libro es así-. No lo sé, no lo he leído.
-¿Y qué?- le diría yo.
Bloomsday
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