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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
7
Drama Robert Stroud es un preso conflictivo que ha sido condenado a cumplir una pena de doce años en una celda incomunicada. Un día decide cuidar a un pájaro herido que encuentra en la ventana de su calabozo y, entonces, descubre que su verdadera vocación es el estudio de las aves. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2010
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso el sosiego de la película logrado a través de una serena banda sonora y una intención fotográfica que dota de expresividad, paradójicamente, plúmbea a los planos de celdas mediante la iluminación, la disposición de elementos en el plano y la precisión focal que permite nitidez en los distintos niveles de la toma y la profundidad de campo (circunstancia básica para ofrecer una rica configuración visual en espacios cerrados).

Por tanto, no recurre el director a una cámara de numerosos movimientos que se reservan -como es previsible- al motín carcelario, y que demuestran la polivalencia de Frankenheimer a la hora de emplear distintos recursos y procurar diferentes texturas de índole técnica. Esa alternancia de recursos es algo obvia y previsible, pese a todo, pero es obligado señalar su fundamento y desahogo expresivo en un metraje de tantos minutos.

Son recurrentes las interpretaciones en torno a la intención ética de la cinta, instalándose las opiniones en disquisiciones sobre el derecho penitenciario, la reinserción social, el derecho a la educación o la denuncia carcelaria. Sin embargo, destacaría sobre todo la pretensión primera –no tan maniquea como a primera vista pudiera resultar- de trazar dramáticamente la personalidad del protagonista y la escasa fuerza vocinglera del “recao”, convirtiéndose el film en un itinerario algo ambiguo por la vida de un personaje y sus contradicciones y convicciones pese a cierta e inevitable mitificación (porque Lancaster y su egregia figura, a medias acrobática y nobiliaria, invita un poco a esa interpretación).

Por ahí quizás la narración pierda fuerza para los aficionados que esperen una diatriba o película de tesis con todas sus consecuencias finalistas de practicidad delatora o definición ostensiva (algo hay, pero más como suma y sigue de ingredientes). Siendo así una película que ofrece la particularidad de mostrar una perspectiva de género carcelario desde la introspección, alejándose de la denuncia de narrativa convencional como “Soy un fugitivo”, o la pura y dura delación comprometida de “Pena de muerte” (por irnos de un extremo cronológico a otro).

De esta manera, el metraje es consecuente en sus opciones estéticas y temáticas al evitar una descripción de los espacios en tomas largas y panorámicas (como señala Urkijo en su monografía sobre Frankenheimer), obviando una representación de la vida en prisión (circunstancia apreciable también en el trazo sucinto de los roles de los secundarios en la cárcel) y centrándose en una aventura íntima y vital de celdas, jaulas y planos medios, y no tanto en la configuración escénica descriptiva de una forma de política carcelaria contra la que, pese a alguna línea de guión, no se cargan las tintas tanto como pudiera pensarse a priori.
Bloomsday
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