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Voto de camargo rain:
9
Drama. Romance Humbert Humbert, un profesor cuarentón, llega a Ramsdale (New Hampshire) y alquila una habitación en casa de la viuda Charlotte Haze que tiene una hija de once años. Humbert se enamora perdidamente de la chiquilla y concibe un perverso plan: casarse con la madre para poder estar siempre cerca de la irresistible Lolita... Adaptación de la novela homónima de Vladimir Nabokov. (FILMAFFINITY)
3 de diciembre de 2009
46 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo colocado a Stanley Kubrick entre los grandes, al lado de Ophüls, de Renoir, de Ford y de todos los demás, y lo he colocado ahí por sus más que evidentes méritos. Excepto esa etapa final en la que aparentemente enloqueció –producto de la cual son las tres últimas películas–, el conjunto de su obra merece estar en los más encumbrados y sobresalientes altares, y "Lolita" (en mi opinión y salvando la monstruosidad de "2001", que ya no es una película, sino "la película") es la mejor de sus obras. ¡Y mira que es difícil escoger entre títulos como "Senderos de gloria", "Espartaco" y demás...! Bueno.

A Kubrick siempre le gustó tratar universales y controvertidas cuestiones, como el pacifismo en "Senderos de gloria", la libertad en "Espartaco" o la cosmología en "2001", y en esta ocasión nuestra "Lolita" habla de la libido, la más ardiente de las pasiones humanas. No se asoma ni un tobillo, aviso desde aquí, pero esta película es el más completo discurso que nunca vi sobre semejante asunto, la concupiscencia, y la que mejor retrata los estragos que el tercero de los pecados capitales (la lujuria) causa entre las personas. Un maestro, el señor Kubrick.

La película, que narra la enrevesada relación de un señor con su hijastra (pero, insisto, que nadie busque aquí escenas subidas de tono pues no hay ni atisbos, y es que ya se sabe que es mucho mejor lo que se sugiere que lo que se ve...), es una mezcla de cine negro y road movie, y nos mantiene embebidos y expectantes durante la totalidad del metraje. Rodada en blanco y negro y con una fotografía que es como para quitarse el sombrero (Kubrick todo lo hacía a lo grande, y su meticulosidad era extrema), cuenta con los mejores actores imaginables para los personajes que desarrolla: James Mason como el hombre común a quien vuelve loco la citada pasión (un poco al modo de Edward G. Robinson en "La mujer del cuadro"); Sue Lyon, maravilla de chavala, da vida a una Lolita intachable; Shelley Winters está que se sale en su papel de ama de casa desenfrenada, y qué decir de Peter Sellers, haciendo de loco verborreico que aparece y desaparece y nunca sabemos lo que significa, aunque represente el contrapeso a la irrefrenable locura de los humanos... La sociedad occidental (la película se rodó durante 1962, y la sociedad que aparece es la de la época, pero la de hoy se asemeja a aquella por completo), agazapada desde el fondo lo observa todo...

En fin, que el cinéfilo que no haya visto "Lolita" no tiene perdón, y los demás no saben lo que se pierden.
camargo rain
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