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Voto de Alice Ayres:
8
Drama. Romance Quinta y penúltima parte de la serie "Comedias y proverbios". Delphine es una joven secretaria parisina sin planes para sus vacaciones después de que su amiga las cancelara en el último minuto. Sola y triste, ella está decidida a viajar. En el camino conoce a una chica sueca que intenta animarla pero que sólo consigue acentuar su sensación de soledad, hasta que su destino de repente da un giro inesperado. (FILMAFFINITY)
9 de marzo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El verde. Desde el comienzo entendemos la analogía. No solo es un rayo verde, un increíble fenómeno atmosférico, es el símbolo de mantener la esperanza. Unos últimos rayos. Un mantenerse en la creencia de algo. Mantener la esperanza de llegar a entender a los demás, y no simplemente a los seres humanos, si no a lo ajeno a nosotros mismos, a algo más grande que nosotros mismos.
La preocupación de comprender la verdadera naturaleza de las cosas y formar un todo compacto. Identificarse con el medio, tener la sensibilidad suficiente y un tanto maravillosa de empatizar con causas ajenas y con el medio que nos rodea. Hallando en ese intento de comprensión, un tipo de soledad no meditada, no pautada, pero sí necesaria porque parte de la introspección, de aprender a estar con una misma desde dentro, desde el entendimiento propio para realizar o tratar de intentar llevar a cabo un análisis del entorno, o tal vez, a su vez, a partir del análisis exterior para encontrar una respuesta a un deseo, para estar más cerca de lo que realmente anhelamos, para hallar por unos segundos alguna verdad con respecto a nuestro único cometido.

La forma en la que afronta la vida Delphine es dando tumbos como siendo un mero hecho colateral de los acontecimientos, contrariamente a su premisa de ser consciente continuamente de las cosas, como una pescadilla que se muerde la cola, luchando por entender algo que no controla. Ese deseo de entender qué ocurre, dentro y más allá y cómo nuestras acciones siempre derivan en algo y cómo perjudican o aportan paz, es la frustración continua de un personaje perdido con deseos más grandes que ella misma.
La indispensable búsqueda del refugio interior siempre va ligada a una aspiración comunicativa con los demás que acaba enmarañandose en placeres efímeros que parten de decisiones espontáneas propias de los impulsos y el instinto que en ocasiones solo generan más soledad, sin embargo, son tan necesarias, porque sin ese ansia no hay esperanza, no hay nada, sin ese deseo de relación, de entender, de comunicar; de tratar de compartir nuestra existencia, de sentir lo ajeno como propio; de sentir algo cercano, encontrar paz en un medio que nos asusta porque es caótico y desordenado, porque no depende de nosotros, porque solo lo que pertenece a nosotros mismos podemos controlarlo, y en realidad... ni siquiera eso, es una ilusión óptica, tal vez todo sean espejismos y especulaciones, pero esa magia, de ser capaz de mantener la esperanza para crear mejor, nos mantiene vivos.
Alice Ayres
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