El cine francés, cuando trata el tema educativo, ha demostrado siempre una especial sensibilidad por el mundo de la infancia y de la adolescencia. Que las muchas obras que ha producido se basen o no en historias reales poco importa. A veces parecen puro documental (como « La clase » o « Hoy empieza todo ») ; pero en cualquier caso están muy por encima del cine americano que ha desarrollado hasta la saciedad, con mejor o peor fortuna, el tópico del profesor « superman » que puede con todo, que domina y hasta « convierte » a los chavales de turno y que no tiene nada que ver con el resto de profesores de la misma escuela, absolutamente despersonalizados, inútiles y mediocres. Pensemos, por ejemplo, en « Rebelión en las aulas », « El club de los poetas muertos » y muchas más.

En la excelente « Profesor Lazhar » (su título original es escuetamente « Monsieur Lazhar ») no se trata sólo de un hombre que hace lo que puede profesionalmente y, además, de una bondad natural ; es que, además, es un inmigrante argelino que no puede regresar a su país porque se jugaría la vida ; y se dedica, además, a un grupo de niños traumatizados por el trágico hecho que abre la película. Estos tres temas –la intriga sobre el suicidio de la profesora, el drama personal de Lazhar y la educación de los niños -- funcionan entrelazados y en perfecta armonía, y el resultado final es algo más que satisfactorio ; por su capacidad de plantear problemas y por la humanización de todos y de cada uno de sus personajes, es de esas películas que se te quedan dentro al salir del cine. Especialmente recomendable para padres y educadores.

La frase.- Una que aplaudo y otra que detesto.
La buena : « El aula está para dar vida y contagiar vida. » (Lazhar).
La mala : « Creíamos que usted estaba aquí para enseñar a nuestro hijo, no para educarlo. » (un padre en una entrevista tutorial con el profesor).



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