No esperaba tanto de “Capitán Philips”, pese a tener en la memoria el buen recuerdo de “United 93”, del mismo director, Paul Greengrass. Relato claustrofóbico (excepto las primeras secuencias, todo transcurre en un barco) se centra en un tema poco explotado por el cine: la piratería moderna, esta vez a cargo de cuatro jóvenes somalíes, casi adolescentes, que viven del robo de navíos para aumentar los negocios de los señores de la guerra que trafican desde la sombra; pobres infelices que atracan un barco comercial y secuestran al capitán y al resto de su tripulación. La película tarda algo en arrancar; pero, una vez que lo hace, va in crescendo su tensión dramática hasta culminar en una maagnífica media hora final. Además, no resulta nada difícil identificarse con Tom Hanks, en un personaje sufriente y lleno de humanidad. Otro de los méritos de esta emocionante película es el evitar cualquier maniqueísmo, de forma que el público puede sentir igual compasión por los secuestradores y por los secuestrados. El ritmo narrativo, el montaje y la banda sonora forman, en conjunto, un trabajo espléndido.